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Entrevista: Dany Salvatierra

Dany Salvatierra: “Somos el Tercer Mundo del Tercer Mundo”

Por Eliana Del Campo y Sebastian Uribe

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Libro publicado:

Criaturas virales. Random House, 2025. 265 pp.

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Seis años después, Dany Salvatierra (Lima, 1980) regresa a la narrativa con un conjunto de historias de aire apocalíptico. Autor de las novelas El síndrome de Berlín (Premio Luces 2012), Eléctrico ardor (2014) y La mujer soviética (2019), así como del libro de cuentos Terapia de grupo (2010), Salvatierra imagina, en relatos como Estrategia militar, Estación Puericultorio y El alma de las fiestas, una Lima en ruinas, atravesada por el caos, el miedo y la violencia: ficciones que cada día parecen menos ficticias. Sobre ello conversamos por correo electrónico.

Aunque tus obras previas abarcan temáticas diferentes a ‘Criaturas virales’, podemos encontrar en este último título alusiones intertextuales a personajes y eventos de ‘La mujer soviética’ y ‘Eléctrico ardor’, por ejemplo. ¿Fue premeditado o se fue dando durante la escritura de este último libro? ¿Es el inicio de un ‘multiverso Salvatierra’?

Fue completamente premeditado. Al momento de escribir La mujer soviética, ambientada en la casa donde ocurre Eléctrico ardor, empecé a contemplar una suerte de trilogía de revisionismo especulativo / histórico que recientemente Alberto de Belaúnde calificó como Danyverse. La última parte de esta trilogía, claro está, es Criaturas virales. De hecho, el personaje de la Sherezade, del capítulo Glosolalia, inicialmente revelaba haber sido víctima de El síndrome de Berlín durante su juventud. Pero terminé quitando esta referencia, pues dicho libro no forma parte de la trilogía. Aunque también he estado tentado a relanzar dicha novela, con ligeros ajustes, para adaptarla a la trilogía. Es una idea que me está dando vueltas en la cabeza desde hace años, sobre todo porque El síndrome de Berlín tuvo una sola edición en el Perú que se encuentra agotada, y los lectores siempre me preguntan por ella.

Hace poco, durante mi última mudanza, descubrí un ejemplar que conservo, y al releerla caí en cuenta que el libro ha aguantado bastante bien el paso del tiempo. Sin embargo, sería una publicación controversial, o quizá improbable para los estándares contemporáneos, porque la tesis ‘genitalista’ que sustenta la trama hacia el final resulta problemática para las miradas progresistas que gobiernan el panteón de la cultura universal en la actualidad. 

Aunque situados en un futuro con tintes apocalípticos, mucha de las situaciones que ocurren en tus relatos, como en Estación Puericoltorio, se perciben como reversiones de algunas ficciones de Ribeyro, Congrains o Adolph ¿Hay algunas otras narrativas que sentiste presentes en Criaturas virales? ¿Hubo alguna tradición en la que te interesó ahondar en particular?

Precisamente, los tres autores que mencionas están presentes en el libro a modo de influencia, en especial Ribeyro. Durante la pandemia, época en la cual escribí Criaturas virales, fui invitado por la editorial Planeta a dictar un taller de lectura sobre La palabra del mudo, y así fue que leí de porrazo todos los cuentos de Ribeyro. Al hacerlo, recordé que en la adolescencia le guardaba un especial cariño a Al pie del acantilado, sobre todo porque mi madre me confesó que había llorado la primera vez que lo leyó. Por eso, en Estación Puericultorio se menciona a Ribeyro y a otros aspectos de dicho cuento, como la sopa de muy muy y las barriadas hacinadas en los andenes de la estación, que fueron inspiradas por la barriada al margen de la playa en la cual habitan los protagonistas de Al pie del acantilado.

Siguiendo con la pregunta, a la hora de redactar el libro investigué sobre narrativas post apocalípticas que también me ayudaron a redondear el panorama narrativo que intentaba proponer, como fue el caso de La carretera de Cormac McCarthy y sobre todo The stand, de Stephen King. En uno de los muchos pasajes de esa novela, recuerdo un capítulo en el que un par de personajes regresan a un Manhattan deshabitado e irrumpen en un departamento de un edificio lujoso y vacío para pasar la noche. Aquello está presente en 0-800-FINDELMUNDO, y de igual manera, el asunto de los locos de No una, sino muchas muertes de Enrique Congrains. Además de Ribeyro, podría citar a los cuentos completos de Flannery O’Connor, principalmente A good man is hard to find, en el cual se relata también los actos de violencia que sufre una familia a bordo de un automóvil. Por último, podría mencionar las tramas de las películas de desastres de los años setenta, como Terremoto, Infierno en la torre y La aventura del Poseidón.

En una escena de Estrategia militar uno de los personajes describe el devenir social después de una pandemia, llena de suicidios, higiene extrema y estrés incontrolable. De ‘miedo al miedo’. ¿Sientes que estos efectos se han vuelto tabú en las conversaciones actuales? ¿Se ha vuelto algo utópico –o distópico– el deseo de un “borrón y cuenta nueva”?

Por supuesto, y no solo por el tema de la pandemia, sino también por los conflictos sociales que atraviesa el mundo, las guerras del Medio Oriente, la crisis medioambiental, el calentamiento global y otras tragedias que han enriquecido la visión pesimista del panorama. El caso del reset se menciona, asimismo, en la novela State of Paradise de Laura Van Den Berg, que espero sea traducida pronto al español, y que además del furor norteamericano por el neo género de eco-thrillers, resalta muy bien la teoría de la simulación que, quizá, ya empezó y no nos hemos dado cuenta, como lo confirman los rumores del “dead internet”, otra de las conspiranoias que se han puesto actualmente muy de moda.

En El alma de las fiestas se relata que el miedo de los victimarios de la Carmencita obedece a la posibilidad de que la otrora víctima de bullying de la niñez y la adolescencia pueda cobrar venganza, incluso desde el más allá. ¿Cuáles son las consecuencias más perniciosas de ir por la vida con ese temor?

Es curioso que el asunto del bullying durante la época escolar, el mismo que echa raíces en el carácter de las personas hasta arruinarles la adultez, haya sido retratado justamente en la última temporada de Black mirror. Me gustaría pensar que los guionistas de dicha serie y yo hemos acabado por coincidir en la idea de una venganza ‘tecnológica’ a futuro. Aunque, en el caso de El alma de las fiestas, se trata de una venganza que linda en lo sobrenatural. En la vida real, las consecuencias de esa venganza han visto la luz a través de los tiroteos masivos en los colegios de EEUU, esas juventudes agitadas por el estigma de la violencia que han padecido en carne propia y que no han encontrado ni paz ni descanso, por lo cual se decantan por el exterminio, y que, si me apuras, podría ser también la tesis de la sedición de los niños de Estrategia militar, que no revelaré aquí para evitar spoilers.

El avance tecnológico en Lima se describe en tus relatos como rezagado frente a otras locaciones geográficos, siendo las estaciones del medio abandonadas a medio hacer los más claros ejemplos. ¿Qué de particular tienen las ficciones situadas en el Tercer Mundo frente a las norteamericanas u europeas?

Creo que ello es extremadamente particular porque, quizá, en el Tercer Mundo la corrupción de las autoridades gubernamentales haya sido normalizada al punto que uno espera que las obras de mejoramiento de la urbe nunca vayan a ser concluidas, y por el contrario, son aplaudidas por extremistas partidarios, y magnificadas a base de falacias con mero afán demagógico, y también por populismo traducido en proselitismo electoral, como el caso de los trenes chatarra sin planeamiento o visión macro, o los puentes peatonales con luces enceguecedoras que terminan siendo una barbaridad.

En nuestro caso, me atrevería a decir que somos el Tercer Mundo del Tercer Mundo, es decir, el eslabón más bajo a comparación de otros países del continente, por lo menos a nivel de transporte, salud y educación, y aquello se refleja en visiones pesimistas como la que propongo, o más contestarias a manera de denuncia, como proponen otros colegas autores. Esta rabia constante del usuario promedio no se manifiesta, creo yo, en ficciones estadounidenses, y cuando se evidencian, lo hacen desde perspectivas más raciales o de desigualdad sistémica, por ejemplo, en autores como Ocean Vuong o Alana S. Portero, por nombrar algunos de popularidad reciente.

El Edificio Diodati en Miraflores es la locación venida a menos que sirve como eje a todas las situaciones relatadas en Criaturas virales, incluso como punto de encuentro entre distintas clases sociales, pero también la casa abandonada de Jacqueline Metalius, la protagonista de tu anterior novela. ¿Qué es lo que te atrae en particular de la metáfora de la urbanidad en la literatura?

La urbanidad me atrae en el sentido de reciclaje y transformación, a lo largo de los años, de los espacios públicos, algo que descubrí al releer los cuentos de Ribeyro durante la pandemia, sobre todo porque me obsesioné por encontrar los lugares exactos en donde se llevaban a cabo sus ficciones. Ribeyro vivió, en su juventud, en una casa que se encontraba casi en el cruce de Comandante Espinar y Enrique Palacios, si mal no recuerdo. La casa ya no existe, pero el barrio al que se circunscribe esa ubicación fue escenario para la mayoría de sus cuentos, como es el caso de la Huaca Pucllana, la caleta de pescadores de Al pie del acantilado que ahora es la playa Waikiki, el cuartel que se hallaba en la avenida del Ejército y que años después fue demolido, y muchos lugares que podrían inspirar un peregrinaje literario que las empresas de turismo local están dejando pasar.

De igual forma, estos lugares miraflorinos coincidieron con el hecho que Criaturas virales también ocurre en Miraflores. Así como en su momento me impresionó que la casa de Ribeyro sea, tal vez, una pizzería o una pollería, me puse a pensar en qué dirían los personajes si llegaran a habitar un espacio determinado y descubrieran que antes había sido la casa de un terrorista, como el chalet de La Molina que se menciona en Eléctrico ardor y que luego pasa a ser un estudio de televisión donde se graba La mujer soviética. Quizá en unos trescientos años, los miraflorinos de esa ficción o ese multiverso que lleguen a vivir a la Bajada Balta caigan en cuenta de que ahí, en la esquina de la calle San Martín y Malecón 28 de Julio, había un edificio llamado Villa Diodati, y que quizá, en el futuro, haya sido demolido para ser una estación de carga de los automóviles sin piloto, o un garaje abandonado, como reza la canción de Mecano que cito en la apertura del libro.

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Entrevista: Martin Bergel

Entrevista a Martin Bergel

“En los años veinte había una dimensión de futuro que hoy está ausente o está débil”

Por Erick Abanto y Sebastian Uribe

Aprovechando su presencia como invitado internacional en la Feria Internacional del Libro de Lima 2025, entrevistamos a Martin Bergel, profesor e intelectual argentino, quien presentó la nueva edición de La escena contemporánea (FCE, 2025) de José Carlos Mariátegui. Martín Bergel tiene artículos sobre intelectuales peruanos de los años veinte, reunidos en la “Desmesura revolucionaria: cultura y política en los orígenes del APRA” (La Siniestra, 2019), y ha preparado una Antología de los escritos de Mariátegui (Siglo XXI, 2020) y una edición sobre los escritos de viaje de Mariátegui, Aventura y revolución mundial (FCE, 2023) disponibles en Perú gracias al Fondo de Cultura Económica

Martín Bergel, ¿qué tal esta visita a Lima?

Muchas gracias por la entrevista. Esta visita a Lima me encuentra muy contento porque la Feria del Libro es realmente un gran acontecimiento, como lo saben muy bien los limeños y limeñas. Es una cita donde a partir del libro se producen conversaciones y encuentros entre distintos públicos, un público tal vez más habituado al mundo intelectual o académico, pero también franjas más amplias de distintos públicos, lo que lo hace muy interesante. Es un ámbito de distintos cruces en torno a esto que nos apasiona que son los libros. Y luego también está encontrarse con viejos y nuevos amigos. Ahora estoy con mucho trabajo, viendo archivos, viendo gente, pero todo ha sido muy grato.

En los últimos años, has explorado la obra intelectual y política de dos figuras centrales en la historia del siglo XX peruano: José Carlos Mariátegui y Victor Raúl Haya de la Torre. ¿Cómo fue ese primer acercamiento a ambas figuras desde Argentina, y por qué ellos y no otros intelectuales de esa envergadura?

Ahí hago una distinción: no solo me interesó Haya de la Torre, sino que, de hecho, yo traté de centrar el foco demasiado omnipresente de la figura de Haya hacia otras figuras, por eso a mí me interesan mucho Luis Alberto Sanchez, Manuel Seoane, Carlos Manuel Cox, Magda Portal, toda esa generación y muchos otros, como Eudocio Ravines, cuya figura tiene un boom con las novelas que lo revisitan y reconstruyen su itinerario, etc. Ambas figuras, digamos, Mariátegui y el círculo mariateguista, y los apristas fundadores, me interesaron porque en principio comencé constatando su amplio influjo en Argentina, y a partir de ello hice mi tesis de doctorado, que fue sobre la presencia que tuvieron los apristas y Mariátegui en los intelectuales argentinos. Pero después me interesaron por un punto que ha estado muy presente en mis trabajos sobre todas estas figuras, que es su vocación desmesurada por tener, desde un lugar que no era central en el mundo, como son Lima y América Latina en general, una vocación de mundo y una vocación de transformación y una vocación de construcción desmesurada, en el sentido de una apuesta vital y vitalista muy fuerte por hacer cosas, como construir espacios culturales, construir organizaciones políticas, construir redes intelectuales, redes culturales, construir movimientos de masas como en el caso del Apra, que también pretendió Mariátegui con el Partido Socialista al final de su vida, etc. Esa dimensión (en esa coyuntura tan singular como son los años 20, donde hay una encrucijada de fenómenos, culturales y políticos) resultó sumamente atractiva y por eso es que le he dedicado mucho tiempo a ambas figuras. Yo añado ahí un leve matiz, porque sí considero que conozco bastante a Mariátegui, lo he leído todo y conozco bastante sus detalles, pero la biografía de Haya me resulta todavía un poco más elusiva. Hay períodos enteros de la vida Haya que no conocemos. Por ejemplo, un periodo que a mí me resulta muy intrigante, es aquel donde sale del asilo de la embajada colombiana y viaja por la Europa nórdica. Haya tiene un libro que se llama Mensajes a la Europa Nórdica.

Digamos que la biografía de Haya todavía está por hacerse. Conocemos menos, y yo mismo, en esta idea más general de hacer una historia del APRA y de los apristas y no sólo sobre Haya de la Torre, tampoco me he dedicado a él. Conozco a Haya, lo he leído, pero no con el mismo nivel que Mariátegui, por eso no he hecho antologías de Haya. Y en cuanto a trabajos tengo sólo un artículo específico sobre Haya de la Torre, en cambio de Mariátegui sí me interesan mucho más su figura y las discusiones que se han dado en torno a él.

¿Por qué crees que Haya, Seoane, Heysen y otros fueron, por decirlo así, jóvenes ‘desmesurados’ intelectual y políticamente? ¿Era propio de sus personalidades, del contexto peruano o era el espíritu general de la época?

Yo diría que es un rasgo general de la época. Hay biografías apasionantes de la época en un montón de lugares del mundo, pero América Latina tiene un acento particular y aún más el Perú. No es casual que hayan tantas figuras, podemos agregar a Vallejo, por ejemplo, o figuras tal vez no tan estelares, como todo el círculo que rodeaba a Mariátegui, y también podemos incluir a Ravines, quien desde otro ángulo y con otras características es también una figura desmesurada. Así que diría las dos cosas. Yo he trazado en algún artículo un paralelo para pensar esta desmesura con la generación que hace la Revolución Rusa, que también son figuras desmesurada: pretenden la revolución mundial desde un país pobrísimo como Rusia, y son intelectuales que se entregan a la causa de la revolución. Claro, ahí hay una diferencia con los apristas o con Mariátegui, que no llegan a triunfar políticamente en sus objetivos.

Hasta cierto punto, en el imaginario de estos años, Mariátegui aparece como el solitario incansable que emprende proyectos o establece redes globales. ¿Es el imaginario heredado o realmente fue así?

No creo que haya sido así. De hecho, Mariátegui ha tenido una sociabilidad súper intensa, esto lo digo un poco en este libro Aventura y revolución mundial (FCE, 2025), donde escribo sobre los viajes de Mariátegui. En el momento en que a Mariátegui se le cancela la posibilidad de moverse, viajar, algo que era muy importante para él, es decir, en el momento en que después de 1924 su salud lo obliga a una vida en silla de ruedas, y por lo tanto limita mucho sus movimientos, él se inventa un modo para que, de alguna manera, el mundo siga pasando por él, que es su casa o sus famosas tertulias en la calle Washington. Entonces, de ningún modo es una figura solitaria. Tal vez es una imagen que se ha construido. Incluso en su época de autodidacta, pues siempre fue una figura de una gran sociabilidad, era el joven Mariátegui y el círculo de la revista Colónida. Es una figura que piensa siempre con otros, que piensa siempre pensando en la construcción de espacios colectivos, y sin duda su influjo, su impronta, lo llevó a sobresalir, pero por ejemplo la revista Amauta, desde la propia presentación, es un proyecto colectivo.

En el prólogo que escribes para la nueva edición de La escena contemporánea (FCE, 2025), señalas que Mariátegui no creía en la veracidad absoluta del dato, pues le parecía que siempre estaba sesgado, sino en su utilidad en tanto materia prima para la interpretación. ¿Hoy es más difícil interpretar la escena contemporánea partiendo de esta batalla por los bulos/fake news?

El prólogo que hace Mariategui en La escena contemporánea es muy importante para entender el laboratorio intelectual de Mariategui. Ahí aparece la palabra clave para él que es la interpretación. Por supuesto es la palabra que está en los siete ensayos, pero ahí aparece la idea de que la escena contemporánea, dice, y cito casi de memoria, es un ensayo de interpretación de esta época y sus tormentosos problemas. Ahí aparece la interpretación mariateguiana. ¿Qué es interpretar para Mariategui? Estoy entrando en rodeos para ir a la pregunta.

Para Mariátegui los datos son fundamentales, Mariátegui piensa a partir de las noticias, su impronta periodística continúa con él, pues en su formación es importante, esa impronta de nutrirse del acontecer del mundo, y en ese sentido, la escena contemporánea tiene un elemento, casi una materia prima para poder pensar, que son los hechos, los datos, los sucesos, las biografías que van sucediendo. Ahora bien, Mariátegui no se contenta con eso, incluso él tematiza indirectamente en algunos lugares que ha dejado de ser el periodista que fue y ha pasado a ser ensayista. Entonces, la interpretación tiene que ver con eso: a partir de los datos, a partir de esa realidad móvil y fluida que es el mundo de su tiempo, los coloca como claves de lectura determinada. Yendo a tu pregunta, es tentador pensar qué hubiera pensado Mariategui de las fake news.

Mariategui no habla de algo parecido a lo que hoy conocemos como fake news, pero en un par de sus ensayos breves se refiere al sesgo que a veces tienen los datos. Tiene un par de referencias a cómo las agencias de noticias pueden estar sesgadas. De hecho, esa es una pequeña discusión que hay entre algunos intelectuales de la época sobre la posibilidad de construir una agencia de noticias de izquierda. Pero, en todo caso, el lugar que Mariátegui le da a la interpretación tiene que ver con que el dato es importante pero que no podemos confiarnos de él, sino que tiene que pasar por el rasero y la mirada del intelectual crítico, que en este caso era él.

Se pensaba que la década actual, los años veinte del siglo XXI, iban a tener el mismo vitalismo y desmesura que los veinte del siglo pasado, pero no ha sido así. La IA, el espectáculo de los influencers, y la polarización política han capturado la energía colectiva. ¿Qué nos deja la nostalgia de esa vieja desmesura intelectual? ¿Por qué recuperar ahora su obra, a través de revisiones, reediciones y nuevos estudios?

En principio diría una cosa: dada la idea de que vivimos una crisis civilizatoria, escuchamos muchas voces que trazan paralelos con la crisis de los años veinte, que también era una crisis civilizatoria propiciada por la Primera Guerra Mundial, que fue un trauma y una guerra que echó por tierra la idea de que Europa era el continente del progreso, etc. Ahora bien, si se puede hacer esas comparaciones, hay una diferencia tristemente evidente, y es que, aún en ese contexto de los años veinte, había una dimensión de futuro que hoy está ausente o está débil.

Mariategui habita una crisis que es también una época de revolución. La época de crisis abierta con la Revolución Rusa, pero que es una época que también embarga, que llena, que está atravesada por distintos movimientos revolucionarios políticos, revolucionarios estéticos, revolucionarios en el pensamiento, revolucionarios en los modos de pensar la filosofía, el psicoanálisis, las subjetividades, etc. Ahí hay una diferencia, por eso digo, triste. Porque nuestra actualidad es mucho más gris en ese punto. Y sobre todo, desde la izquierda, desde el progresismo, es un elemento donde hay bastante conciencia acerca de la dificultad de articular una dimensión de futuro hoy.

Voy a tomar otra dimensión de lo que preguntabas que es: ¿Qué hacer frente a eso?, o en todo caso, por ejemplo, ¿cómo puede incidir eventualmente una feria del libro en este contexto? Hablabas de la IA. Yo doy clases, y la verdad es que a veces me cuesta no tener un poco de amargura frente a algunas tendencias que observo en mis alumnos y alumnas. Uno no quiere ponerse en ese lugar de viejo rezongón que dice que todo tiempo pasado fue mejor, pero hay algunas tendencias recientes. Para dar solo un dato, hoy en día es muy sencillo acceder a muchas cosas con un solo clic, sin embargo, yo enseño Historia de América Latina y hay alumnos y alumnas que no tienen mapas en la mente, mapas geográficos quiero decir. No tienen en la mente, por ejemplo, dónde queda Río de Janeiro dentro de Brasil. Tal vez exagero, pero son cosas muy elementales… Entonces, en ese contexto, parece que las Ferias del Libro y las apuestas por el libro, y ahora voy a usar las mismas palabras que usábamos hace un rato, la vitalidad que se observa en la Feria del libro, resulta un dato auspicioso, pues nos permite imaginar cómo tratar de desarrollar fenómenos de contra-tendencia y seguir apostando por el libro.

Quienes estamos en torno a la Feria, nos educamos en la cultura del libro, tenemos amor por los libros, y frente a esta idea, que no es nueva, será de las últimas dos o tres décadas, de que el libro estaría entrando en un declive, las ferias del libro son un modo de reinventar un lugar para los libros. Yo a veces veo el transporte público, y es rarísimo cuando veo a una persona con un libro, en el bus o en el metro: casi que dan ganas de hacer un gesto simpático y ver qué está leyendo. Por eso digo que en la feria del libro, aunque sea por breves momentos, hay una ebullición en torno al libro, son momentos que, a quienes estamos muy vinculados a la cultura del libro, nos resulta muy estimulante por eso.

Me parece curioso porque nosotros también andamos con libros en el bus, y si alguien está leyendo, intentamos ver qué está leyendo.

Sí, una de las funciones del libro es precisamente auspiciar lazos sociales. Yo también trato de ver qué están leyendo en el transporte público.

Queremos terminar preguntándote cómo va el trabajo con el Centro de Historia Intelectual del que formas parte y si tienes algunas recomendaciones de sus títulos.

Agradezco la pregunta. El Centro de Historia intelectual es el espacio académico donde desarrollo mi tarea como investigador, está en Argentina, en la Universidad de Quilmes, y lo fundó quien fue mi maestro y director de tesis, un gran estudioso de Mariátegui, Oscar Terán, que tiene un libro en particular que es Discutir Mariátegui, que fue importante. El Centro de Historia Intelectual viene desarrollando distintas actividades. Justo ahora estamos renovando la página, entonces si hay gente que está interesada, sobre todo en la historia intelectual, o en la historia de los intelectuales del pensamiento latinoamericano, y no sólo latinoamericano, tal vez encuentre atractivo visitar las páginas.

Y diría que si me pedís cuáles son las cosas que ahora estamos haciendo en el Centro, la principal es la Revista Prisma, una revista académica, que está en el centro de la historiografía sobre los intelectuales en América Latina, va a cumplir treinta años, en 2027, está todo online. Tratamos de seguir haciéndola con la misma pasión y seguir ofreciendo materiales que puedan resultar de interés. Por mencionar solo algo, dentro de la revista son importantes los dossieres. En el último número hubo un dossier sobre Eduardo Galeano y las Venas abiertas en América Latina, librointerrogado desde el mundo intelectual, y antes de eso hubo un dossier sobre Benedict Anderson y Comunidades Imaginadas, clásico libro que cumplía cuarenta años.

Otra de las cosas que iba a mencionar, porque estoy particularmente involucrado, es la Maestría de Historia Intelectual, que desarrollamos desde el 2020. El primer director fue Elias Palti y yo la dirijo desde el 2021, y por suerte tenemos estudiantes de América Latina, en particular del Perú, Hay otras iniciativas y estamos ahí siempre gustosos de estar en contacto con estudiantes, investigadores e intelectuales interesados en la historia intelectual.

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Coyuntura Miscelánea Nota de prensa Presentación de libro

Nota de prensa: El hallazgo (2025) de Jorge Ramos Cabezas

Primer libro de cuentos breves de Jorge Ramos Cabezas: El hallazgo

El escritor Jorge Ramos Cabezas ha lanzado El hallazgo, su primer libro de cuentos breves, en el que incursiona en múltiples registros narrativos valiéndose de las técnicas propias de la minificción.

El texto ha sido publicado por el sello independiente Dendro Editorial en julio de 2025 y cuenta con un prólogo del investigador Óscar Gallegos, especialista en microficción.

En palabras de Óscar Gallegos, El hallazgo es “un libro destinado a una secta o comunidad de seres extraños y marginales, aquellos que han transitado por los mundos turbulentos y heterogéneos del relato fantástico, el terror, el absurdo, la metaficción, la ciencia ficción o las distopías narrativas, entre otros géneros de la imaginación que se alejan del realismo típico de nuestro entorno. Pero también encontrarán aquí piezas sui generis de la minificción: textos que juegan con los títulos, los silencios, la hiperbrevedad, la virtualidad narrativa, el bestiario y la relectura o parodia de clásicos y mitos universales”.

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La presentación oficial de El hallazgo se dará en el marco de la 29 Feria Internacional del Libro de Lima – FIL Lima 2025, el martes 29 de julio, a las 2:00 p. m., en el auditorio Clorinda Matto de Turner, donde, además de la presencia del autor, se tendrá los comentarios del escritor Jorge Valenzuela y del estudioso de la minificción Óscar Gallegos.

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Sobre el autor:

JORGE RAMOS CABEZAS (Lima, 1982)

Estudió Derecho y Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ha publicado cuentos y microrrelatos en diversas revistas, y ha sido incluido en las antologías Nido de cuervos. Cuentos peruanos de terror y suspenso, de Carlos Saldívar (2011); Circo de pulgas. Mini­ficción peruana. Estudio y antología (1900-2011), de Rony Vásquez (2012); 201, de David Roas y José Donayre (2013), y Latinoamérica en breve, de Sergio Gaut vel Hartman (México, 2016). Además, obtuvo una mención honrosa en el Concurso de Cuentos Horas de Ágora (UNMSM, 2006) y una mención especial en el Concurso Internacional de Minicuentos El Dinosaurio (Cuba, 2008). Ha publicado también artículos de crítica literaria y fue editor de Fix100. Revista Hispanoamericana de Ficción Breve.

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Entrevista Miscelánea

Entrevista: Gianni Biffi

Gianni Biffi: “Todo lo que escribo está lleno de pequeñas referencias a cosas que me han gustado”

Por Omar Guerrero

El escritor peruano Ganni Biffi está despertando mucho interés entre los lectores peruanos por su nuevo libro de cuentos Viendo tu vida derrumbarse desde una distancia segura (Dendro, 2025). Sin embargo, esto no siempre fue así. Antes ya había publicado su primer libro titulado Su póliza no cubre esta eventualidad. Sr. Samsa (Vivirsinenterarse, 2018), que apenas tuvo cierta cobertura en prensa. Biffi insistió con la escritura y una vez que terminó este nuevo proyecto lo presentó a muchas editoriales que se dieron el gusto de rechazarlo. Él no se dio por vencido hasta que encontró un sello independiente que aceptó publicarlo. Desde ese momento sus lectores han ido en aumento sin necesidad de ninguna campaña mediática. El éxito de su libro se debe a la recomendación de los mismos lectores, quienes han quedado satisfechos o encantados con el humor que presentan sus cuentos, lo que produce un quiebre en la literatura peruana última. Por eso le hemos pedido que nos responda las siguientes preguntas para saber más sobre él y su obra.

Hola, Gianni. ¿Para ti qué es el humor y cómo este género o efecto se presenta en tus cuentos?

Creo que no hay una definición universalmente aceptada del humor. Lo que la gente encuentra gracioso cambia de persona a persona. A mí me gusta la comedia surrealista de los Monty Python. Mis sketches favoritos eran los más extraños, por ejemplo, la idea de Terry Gilliam de tener a un anciano que se afeita y se llena toda la cabeza de crema para luego decapitarse con su navaja de afeitar. Lo que no me gusta es el humor carente de sorpresa. Cada vez que un cómico empieza su rutina con un: “¿Se saben la de…?”, una parte de mi alma muere por dentro. Sé que el chiste que está a punto de contar no será gracioso.

Créditos: Gianni Biffi

¿Qué autores son de tu preferencia o te han servido de influencia para tu escritura, sobre todo en el humor?

En cuanto al humor, mis escritores favoritos son: Ian Frazier, David Sedaris, Christopher Moore, Ephraim Kishon, Tom Sharpe, Jack Handey, Simon Rich, un escritor ruso llamado Arkady Avérchenko; P.G Wodehouse y Jerome K. Jerome…  La semana pasada leí un libro que recomiendo bastante a cualquier persona que quiera escribir comedia o pasar un momento divertido: Movidas que vio Casandra de Kirby Gwen.

Algunos de tus cuentos como “Reconciliación nacional” o “La tortuga y la liebre” surgen de historias originales que son trasformadas o cambiadas. Es decir, son nuevas versiones o precuelas llenas de singularidad. Y este proceso creativo me hace recordar a algunas películas de Tarantino donde también se altera las versiones oficiales de la historia como sucede en Bastardos sin gloria ¿Qué tanta influencia tiene el cine en tu escritura?

Me gustaría ser ese tipo de escritor como Hemingway que viaja al Kilimanjaro para escribir sus libros a partir de sus experiencias. Lamentablemente soy lo opuesto. Pertenezco al grupo de escritores que se encierran en su cuarto y usan su colección de DVDs, discos de música, libros y cómics para construir sus historias.

Has llegado a comentar que el cuento “El duelo entre Illapa y Thor (Mito andino)” es tu propia versión de Rocky IV. ¿De dónde vienen estas preferencias?

Crecí mirando los Simpsons, y aprendí a usar la parodia como un tipo de metahumor que se centra en burlarse de algo. Tomar una obra de arte existente, como una película o una serie de televisión, y crear una versión cómica de ella. Todo lo que escribo está lleno de pequeñas referencias a cosas que me han gustado.

En este libro aparecen como protagonistas poetas peruanos como Vallejo o Eielson. ¿Lees mucha poesía?

No leo poesía moderna. No la entiendo. Es como el arte abstracto donde el pintor empieza a rociar el lienzo con pintura por todas partes… Todo mi conocimiento de poesía es: “La balada del viejo marinero», de Coleridge, y en la versión de Iron Maiden.

La literatura clásica también se hace presente en un cuento como “Barrio y prejuicio (Una historia chalaca)” donde relacionas la obra de Jane Austen con las problemáticas del Callao. ¿Qué temas o intereses te despierta El Callao, que es el lugar donde siempre has vivido?

He nacido en el Callao y he vivido toda mi vida en La Punta. No tengo ningún sentido de pertenencia a ningún lugar de Lima. Le pasa a la mayoría de punteños. Mi teoría es que los italianos que se asentaron en La Punta trajeron con ellos el “campanilismo”. Ese fuerte sentido de apego al propio pueblo y el sentimiento de hostilidad o rivalidad con localidades cercanas. Eso explica mi odio a Barranco.

La masculinidad y el machismo aparecen en cuentos como “Clint Eastwood” y “Cartas escritas por Zeus después de asistir a un seminario de concientización sobre el acoso sexual”. ¿Te atreverías a escribir sobre otros temas como el feminismo?

Si, definitivamente. No creo que haya problema. Las feministas son conocidas, principalmente, por su gran sentido del humor, actitud relajada, y por ser siempre receptivas a lo que escriba un hombre blanco, heterosexual y cristiano. ¿No?

La música también está presente en varios cuentos, desde rock hasta hip hop. Lo que sorprende es que insertas discursos para musicalizar o letras de freestyle. ¿Has tenido una experiencia cercana con este género?   

Me gusta más escuchar música que leer o escribir. Prefiero ver por televisión una entrevista a Juan Diego Flórez que la de cualquier escritor. En los 90 tocaba el bajo en un grupo con amigos. tocábamos covers de Pixies, Oasis y The Clash. Éramos malísimos… Y siempre me gustó escuchar Hip hop. Tenía esta idea de que, si me volvía rapero, mi nombre sería Rapkolnikof… Algunos chicos me han pedido que escriba letra para canciones de Rap. Chicos que rapean y compiten en pelea de gallos. Eso es algo que me gustaría hacer.

El éxito literario le resulta esquivo a algunos personajes de tus cuentos. ¿Gianni Biffi como autor siente que ha alcanzado o se ha aproximado al éxito literario?

Creo que estoy contento por cómo la gente ha reaccionado al libro. El hecho que a la crítica le haya gustado y que todos hayan dicho que es algo distinto. Eso era importante para mí. No quería hacer otro libro sobre violencia política o autoficción. Esos temas están bien, pero creo que ya hay otros escritores peruanos escribiendo sobre eso. 5,635 para ser exactos… También me ha gustado mucho que escritores jóvenes como J.J Maldonado y Palomino le hayan gustado mi libro. Y también a Malena Newton que terminó siendo mi editora.

No puedo evitar hacerte esta última pregunta: ¿Cuántas editoriales rechazaron tu libro?  

Bastantes. Pero no puedo quejarme. Cuando te conviertes al cristianismo ortodoxo, te prohíben ir de victima por la vida. La iglesia me quitó mi pasatiempo favorito.   

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Comentario sobre textos Coyuntura Miscelánea Nota de prensa

Novedades de la FIL 2025

Presentación de la FIL Lima 2025

Por Omar Guerrero

El miércoles 25 de junio se realizó la conferencia de prensa de la Cámara Peruana del Libro (CPL) en el auditorio de la Biblioteca Nacional del Perú (BNP) para la presentación oficial de la 29° edición de la Feria Internacional del Libro de Lima. Este año el país invitado de honor es Italia, donde destacan tres autores literarios: Aurora Tamigio (Palermo, 1988) con su novela El apellido de las mujeres (Seix Barral, 2025); Carlo Vecce (Nápoles, 1959), especialista en Renacimiento y especialista en la figura de Leonardo Da Vinci con dos voluminosas novelas sobre estos temas: Caterina (Alfaguara, 2024) y Vida de Leonardo (Alfaguara, 2025); y Mario Calabresi (Milán, 1970) con un libro testimonial titulado Salir de la noche. Historia de mi familia y de otras víctimas del terrorismo (Libros del Asteroide, 2023). 

También destacan otros invitados literarios que ya nos han visitado en distintas ediciones y que regresan a la FIL Lima 2025 para presentar sus novedades. De España llega Javier Cercas, quien presentará su último libro de no ficción El loco de Dios en el fin del mundo (Random House, 2025). También ha confirmado Rosa Montero con la novela Animales difíciles (Seix Barral, 2025) con la que cierra su saga de la detective Bruna Husky. Se suma el ganador del Premio Alfaguara 2017, Ray Loriga, quien presentará su última novela Tim (Alfaguara, 2025). De esta delegación española, quienes sí nos visitan por primera vez son la joven escritora sevillana, Irene Reyes-Noguerol, autora del libro de cuentos Alcaravea (Páginas de espuma, 2024) y Elisabet Benavent, autora de varios best-sellers románticos. Su último libro es Snob (Suma, 2024), además de varios títulos anteriores llevados a la pantalla.

De Argentina llega por primera vez Tamara Tanenbaum, ganadora del Premio Paidós 2025 con su ensayo Un millón de cuartos propios. También estará Guillermo Saccomanno, ganador del Premio Alfaguara 2025, con su novela Arderá el viento. Otro escritor que ya nos ha visitado es Kike Ferrari, autor de novelas policiales o de temática criminal, quien viene a presentar su novedad Si estás leyendo esto (Fondo de Cultura Económica, 2025). Otro visitante recurrente, muy querido en Perú, es el fotógrafo argentino Daniel Mordzinski, conocido como “el fotógrafo de los escritores”, ganador del Premio Escribidores 2025 otorgado por la Cátedra Mario Vargas Llosa por su destacada trayectoria. Mordzinski presentará su último libro cuyas fotografías siempre guardan relación con la literatura. Otra escritora argentina, pero radicada en España, es Valeria Correa Fiz, quien también nos visita por primera vez. Sus cuentos han sido publicados por Páginas de Espuma. Esta vez llega con un nuevo poemario titulado Cielo adentro (Isla elefante, 2025). 

México se hace presente con el escritor y guionista Guillermo Arriaga, quien también vuelve a visitarnos para presentar su última novela El hombre (Alfaguara, 2025); y Amaury René Sánchez, ganador del Premio Yubartas 2024, por su novela Acequia (Peso pluma).  

Por parte de Colombia sobresalen las escritoras Laura Restrepo, Premio Alfaguara 2004, quien también llega con una nueva novela titulada Soy la daga y soy la herida (Alfaguara, 2025) y Piedad Bonnett con su nuevo poemario Los hombres de mi vida (Visor, 2025).

Chile también se hace presente con dos nombres importantes en la literatura latinoamericana contemporánea. La primera es Cynthia Rimsky, ganadora del Premio Herralde de novela 2024, por su novela Clara y confusa (Anagrama). Y la segunda es la joven escritora Paulina Flores, quien también llega con su nueva novela La próxima vez que te vea, te mato (Anagrama, 2025).

Otro nombre que sobresale, y que también ya nos ha visitado, es la escritora puertorriqueña Mayra Santos Febres con nueva novela La otra Julia (Vintage, 2024; Alfaguara, 2025).

A todos ellos se suman una larga lista de escritoras y escritores peruanos que presentarán sus novedades durante esta 29° edición.

Otras menciones a considerar es el homenaje a Mario Vargas Llosa con una instalación titulada “Método Vargas Llosa”, además de una exposición de sus libros y rutas literarias. Otra actividad relevante es la conmemoración por los cien años de nacimiento de Nicomedes Santa Cruz. También se toman en cuenta los homenajes a otros escritores peruanos fallecidos en los últimos meses como Carlos Germán Belli, Nicolás Yerovi y Teresa Orbegoso. Por último, el Premio FIL 2025 será otorgado al poeta liberteño Leoncio Bueno Barrantes.

La fiesta de los libros y de la literatura ya ha sido anunciada. Empieza el 18 de julio y va hasta el 06 de agosto. Serán 20 días de actividades culturales para todas las edades. Están cordialmente invitados.

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Coyuntura Entrevista Miscelánea Reflexión

Entrevista: Javier Peña

Una fascinación por la infelicidad y el fracaso

Por Omar Guerrero

Imaginen una novela con esta trama: un escritor español de más de cuarenta años, que ha publicado dos novelas, Infelices (2019) y Agnes (2021), las cuales han circulado sólo dentro de España, les comenta a sus lectores que demorará tres años en publicar su siguiente libro. Ellos le reclaman que no pueden esperar tanto. Entonces a este escritor se le ocurre la idea de hacer un podcast para mantenerse en contacto con estos lectores impacientes y desesperados. Al mismo tiempo recibe la mala noticia que su padre ha enfermado de un mal incurable. Este escritor visita a su progenitor en el hospital a pesar de saber que se encuentra desahuciado. Y en lugar de lamentarse por lo que están viviendo; ambos, padre e hijo, empiezan a hablar de lo que más les gusta, que son los libros y los escritores, que muchas veces tienen vida de novela, y no siempre de las felices. Lo curioso es que estas conversaciones sirven para sobrellevar la infelicidad que sienten ante la enfermedad y la proximidad de la muerte. Es así como nace Grandes infelices, un podcast creado por este escritor español llamado Javier Peña (A Coruña, 1979), quien no puede ocultar su fascinación por la infelicidad y el fracaso, sobre todo dentro la literatura. Y es que a Javier le gusta mucho leer y comentar sobre escritores que han pasado por los peores momentos que nadie se puede imaginar. Lo curioso es que con este extraño gusto ha creado una inmensa legión de seguidores para el podcast, tanto dentro como fuera de España. Ahora tiene una gran audiencia en distintos continentes. Esto dio pie a su siguiente publicación, Tinta invisible (2024), que justo llegó tres años después, tal como lo había anunciado. Allí él cuenta el inmenso dolor que sintió mientras veía a su padre morir por culpa de la enfermedad. Aunque también cuenta las historias de estos escritores infelices, que son varios, y que a su vez se convirtieron en temas para cada episodio de este podcast con el que Javier Peña se ha hecho conocido en distintos países de habla hispana, entre ellos, Perú. En El Hablador aprovechamos su visita para entrevistarlo sólo para querer saber más sobre Tinta invisible y el éxito de Grandes infelices:

Créditos: Omar Guerrero

¿Cómo nace la idea del podcast? ¿Y qué tanto tuvo que ver tu primer libro Infelices, publicado en 2019, sobre todo con la historia de ese escritor obsesivo que sólo se dedicó a contar la vida de los demás y que se olvidó de vivir su propia vida?

El podcast nace por casualidad. A lo largo de mi vida, las cosas que mejor me han ido, que más han funcionado en mi vida, en la vida personal, pero también en la vida profesional, son las cosas que nacen por casualidad. Parece que cuando las busco no me funcionan y cuando no las busco aparecen solas. El podcast nace, principalmente, porque cuando publico mi segunda novela, Agnes, en 2021, no tenía ningún material para publicar próximamente, y se pronunciaron los lectores, un pequeño núcleo que ya tenía en España, a pedirme que saque otra novela. Yo les dije que hasta dentro de tres años no podría sacar nada más porque yo tengo que trabajar en algo concreto, tengo que pensar, que reflexionar, que escribir y crear. Y ellos me dijeron que no podía dejarlos abandonados tres años, que tenía que hacer algo para darles mientras tanto. Entonces se me ocurrió la idea de hacer un podcast. Se trataba de una creación que me permitiría estar en contacto con ellos con una periodicidad mayor que una novela o un libro. Y así nació la idea de hacer este podcast. Justo en ese momento mi padre enferma y queda desahuciado. Lo peor es que no había nada que hacer con su enfermedad, que era terminal. Yo fui a verlo al hospital y me di cuenta que en lugar de hablar de las cosas supuestamente más trascendentales de la vida, lo que hace es hablarme de historias de los libros que había leído a lo largo de su vida. Y también me preguntó por los que yo había leído. Es allí que me habló también de las vidas de los escritores, que es algo más excepcional, porque que te cuente de los libros que ha leído es normal, pero que te hable de la vida de los escritores es algo que a mi padre le interesaban mucho y que de alguna forma me legó. Y cuando mi padre fallece, se me ocurrió que ese podcast que quería hacer para mantenerme en contacto con los lectores podría ser también un medio para mantenerme en contacto con mi padre muerto, sobre todo para seguir contando la vida de nuestros escritores favoritos. Y así nació el podcast. Lo curioso es que nació como puente entre libros, pues al final se convirtió, no voy a decir en todo, pero sí en algo fundamental de mi vida, de mi obra. Por eso le dedico nueve o diez meses al año en hacer los guiones, que involucra leer y documentarme… Verás, es una casualidad. Era como algo más lúdico, más para mantenerme en contacto y al final se convirtió en la esencia. En cuanto a Infelices, sí están relacionados desde el nombre o desde el título. De hecho, ha cambiado un poco, pero el primer logo del podcast eran unos círculos colocados en las primeras temporadas, y esos círculos son los mismos de la portada de Infelices, que hasta antes del podcast y de Tinta invisible, era mi novela más conocida en España. Por eso con la editorial quisimos aprovechar un poco ese impacto para dar a conocer el podcast, para que la gente diga: “Ah, es el podcast del autor de Infelices”. Eso, por una parte, es una estrategia de marketing, pero también tenía mucho que ver con la temática porque siempre lo que más me ha interesado es la infelicidad. Lo que más me ha interesado es el fracaso. Yo siempre me he considerado un poco el escritor del fracaso. Es algo que me interesa mucho y que me atormenta, porque siempre es como el miedo que tengo en la vida, al fracaso, a la vergüenza. Yo, por ejemplo, cuando hago cualquier presentación, tengo miedo a que no venga nadie. Y no es tanto por lo que vendas o dejas de vender, porque al final todos sabemos que de cada libro vendido el escritor se lleva muy poco. Es muy poco el dinero que tú ganas con esto, pero es la vergüenza, sobre todo, el fracaso público, el escarnio de estar allí y de que haya constatación de que has fracasado. Es algo que me interesa mucho. Todos los mecanismos emocionales y mentales que eso genera los estudio en mis novelas con mis personajes, pero también con los Grandes infelices, con estos grandes de la literatura.  

Desde los primeros episodios se percibe tu gran cualidad de lector. ¿Recuerdas cuál fue tu primera lectura y cuál ha sido la última en estos días previos a tu llegada a Perú?

Creo que todo lo construimos. Recuerdo siempre el primer libro que leí autónomamente, porque mi padre aparte me leyó muchos libros, y ese primer libro que escogí era un libro de adultos, no un comic, tampoco un cuento. Se trataba de un libro extraño porque se titula La vida de un oso gris del autor Ernest Thompson Seton. Y ese quedó en mi historia personal que yo construí porque creo que todos construimos nuestro propio personaje. Y ese primer título de hecho lo he perdido y me encantaría recuperar ese ejemplar. No sé dónde quedó, en alguna mudanza, quizá. Lo cierto es que tiene algo de mítico para mí. En cuanto al último libro que he leído ha sido algo para el podcast porque el 95% de los libros que leo son para este proyecto o son para hacer un taller o, por ejemplo, hasta hace poco dirigí una residencia literaria. Este es uno de los grandes dramas de lo que hago actualmente. Y es que sólo cuatro o cinco libros al año los puedo escoger yo porque mi trabajo en el día a día es leer y escribir, pero sobre todo leer para el podcast. Entonces siempre leo con una funcionalidad. Pero para contestar tu pregunta diría que el último libro que estoy leyendo es La Praga de Kafka de Klaus Wagenbach. Entonces eso ya da muchas pistas sobre por qué lo estoy leyendo.  

Otra de las cualidades que se perciben en el podcast es que concentra mucha información biográfica de los escritores alternada con sus creaciones, desde las más famosas hasta las menos recordadas. ¿Qué es lo que más lee Javier Peña, ficción o no ficción, sobre todo para la creación del podcast?

En mi vida antes del podcast leía más ficción. Aunque siempre he tenido etapas. Por un momento me cansaba de la novela. Había momentos donde decía que esto de la ficción es absurdo, y que voy a leer cosas serias. Entonces durante dos o tres meses leía mucha no ficción. Y de repente decía: Pero yo necesito esa vida que surge de la ficción, esa vida especial, esa vida fuera de la realidad. Y entonces volvía a la ficción durante seis, siete, ocho meses, hasta que pensaba de nuevo lo mismo. Es así que surgen estas etapas. Desde que empecé con el podcast leo principalmente no ficción, biografías, libros sobre escritores y sobre escritura. Y para la preparación de un episodio del podcast la mayor parte del tiempo es la documentación, y la mayor parte de esta documentación es la no ficción. Las novelas de los escritores que escojo son un apoyo, pero no son la base. La base es la vida y el apoyo son las novelas. Lo construyo así. Es verdad que las novelas me pueden dar una idea para organizar la vida, pero la mayor parte de la documentación está en la no ficción.

Créditos: Omar Guerrero

Vamos con Tinta invisible. Este libro se presenta desde el inicio como una carta de despedida y agradecimiento a tu padre, que también fue un gran lector. ¿Qué títulos recuerdas de su biblioteca? 

Mi padre era un lector voraz, pero también era un lector enfocado en algunos escritores o en algunos temas. Mi padre era marino y los libros de escritores marinos eran de su preferencia. Por ejemplo, Joseph Conrad era uno de sus escritores fetiche. Otros eran Herman Melville o Robert Louis Stevenson. Había otros escritores británicos de principios del siglo XX, estilo H.G Wells que también eran de su predilección porque le gustaba la ciencia ficción, así como también Asimov. Recuerdo que le gustaban las novelas de espías tipo John Le Carré o Graham Greene. También tenía una colección de las obras completas de Dostoievski. Era variado, pero al mismo tiempo era muy selectivo en el sentido que esos autores que le gustaban los leía una y otra vez. Y también leía sus biografías. Creo que una parte de eso me lo ha legado. Vuelvo a decirlo, mi padre era un lector voraz y leía hasta las etiquetas de champú, como lo cuento en Tinta invisible, pero a la hora de leer un libro prefería volver a lo ya conocido o a lo que le había marcado a sus veinte años en lugar de aventurarse por algo nuevo. 

¿Cuál fue la primera biografía que te impactó? ¿Y este impacto estuvo relacionado por el grado de infelicidad del biografiado? Si es así, ¿qué aspecto terminó conmoviéndote?

Todas me impactaron de una forma u otra porque en todas ellas descubrí factores o elementos en los que veía reflejado mi propia infelicidad y mi propia vida. Y eso es lo que me impactaba mucho. El hecho de pensar que esos escritores tan exitosos, tan míticos, tenían circunstancias o factores que podrían recordar una vida tan humilde, tan poco interesante como la mía. De repente estas leyendo la biografía de Dostoievski, con una vida tan ajetreada, condenado a muerte, al punto que acabó en Siberia, y que era un ludópata. Y todas estas cosas que vivió, y sin embargo había algo de él donde me veía reflejado. Yo, un pequeño escritor de una pequeña ciudad de España que escribe en las cafeterías al lado de su casa sentía conexión con estas historias. Y todo eso me parecía maravilloso. Eso mismo me pasó con todas las biografías que he leído, aunque a veces menciono mucho la biografía de un escritor que todavía no he hecho para el podcast porque quedó en una primera versión o porque se cayó en el camino. Me refiero a la biografía de Philip K. Dick que hizo Emmanuel Carrère que se titula Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos, publicado en Anagrama, y que me impactó mucho, primero porque la imagen de Philip K. Dick es muy lisérgica, alucinada y muy interesante, pero también por cómo está narrada. Es una biografía, pero al mismo tiempo es como una novela. Está basada en hechos reales, pero no se diferencian mucho de los otros libros de Carrère. Y me interesa mucho por esa idea de imaginar una novela con esta trama, y un poco la idea que hace el podcast. Por ejemplo, ayer en el conversatorio mencionaba la biografía de Sylvia Plath que tiene mil doscientas páginas y que está muy bien documentada y está cronológicamente contada con lo que pasa cada año, por lo que es muy útil para hacer un episodio, y sin embargo le falta esa parte literaria que la hace aburrida. Tienes que ser un gran experto, un conocedor, o estar muy interesado en Sylvia Plath para disfrutarlo. Y a mí me interesan mucho las biografías que son tomadas como un modo de hacer literatura y no simplemente como un acto académico de dar datos específicos de un autor.

¿Cuál crees que es el peor defecto de un escritor? ¿El ego o la envidia?

Creo que uno surge del otro. Yo siempre pienso que el peor defecto es la envidia. Como decía Bertrand Russell es algo que no beneficia a nadie y hace daño a todo el mundo. Hace daño al envidioso y al envidiado. Y no hay ningún tipo de ventaja. La envidia es algo que no sirve para nada salvo como motor creativo. Es lo único para lo que puede servir la envidia, para que a ti te motive para superar a esa persona a la que envidias, y entonces te esfuerces más y hagas algo mejor. Creo que es un defecto horrible, muy lamentable, que dice muy poco de la persona que lo sufre, del gran envidioso. Yo lo soy. Soy un gran envidioso. Entonces me castigo bastante por eso, pero, aun así, con estos castigos no consigo mantener a raya mi envidia, pero al mismo tiempo sólo valoro de esa envidia si es como un motor creativo, un motor de esfuerzo, un motor para conseguir cosas que sean buenas para el resto. Es curioso que alguien pueda escribir una gran novela porque envidie a otra persona, y que al final esa novela pueda resultar buena para el mundo, para los lectores y para la cultura universal. Le sucedió a Tolstói a partir de su envidia a Dostoievski.  

Créditos: Omar Guerrero

¿Es el fracaso otra forma de sufrimiento? ¿Lo consideras una inspiración necesaria pero tortuosa para la escritura?

El fracaso digamos que para mí es la gran forma del sufrimiento, el fracaso en todos los ámbitos. Una de las mayores causas del sufrimiento es el fracaso amoroso. Sabemos que la inmensa mayoría de historias de amor están condenadas al fracaso. Sin embargo, nos lanzamos a ellas con total pasión, con total voluntad. Incluso sabemos que van acabar mal, pero allí estamos. Me parece que refleja nuestra tendencia al sufrimiento, e incluso regodearnos en el sufrimiento. Creo que, de ese regodeo, de ese saber que vas a fracasar, nace mucha literatura. Sí me interesa muchísimo cómo el ser humano afronta el fracaso, porque la vida es como un fracaso anunciado porque ya sabemos el final que no es nada bonito ni reconfortante. Todo eso nos va marcando, la idea de finitud de todo. Si pienso en una relación amorosa asumo que está condenada a la finitud, a acabarse pronto o más tarde, y eso la hace más apasionante. Si dijéramos que voy a empezar una historia de amor y sé que va a durar eternamente como que directamente no nos interesaría. Pienso que el fracaso nos atrae y que es como un material literario apasionante. Yo al principio, cuando empecé a escribir mis novelas, pensaba que el azar tenía mucha importancia en las novelas, porque como te decía antes, en mi vida las mejores cosas que me han pasado han sido a causa del azar, y porque nunca las he buscado. Es algo que siempre he tenido en la cabeza, por lo que pensaba que yo era el escritor del azar, pero el verdadero escritor del azar era Paul Auster. De eso me di cuenta después. Entonces decidí que yo tenía que ser el escritor del fracaso. Y eso lo empecé con Infelices, mi primera novela, y lo he continuado con Grandes infelices. Con eso se podía decir que lo estoy intentando, porque estoy convencido del camino que quiero seguir y lo que quiero narrar.

En Tinta invisible mencionas la moraleja de la casa construida con los ladrillos de la propia vida que de un momento a otro se puede desmoronar. Pones como ejemplo la obra de Karl Ove Knausgård y lo que sucedió con su familia. ¿Consideras esta moraleja como una advertencia o consejo para los escritores que escriben sobre temas tan personales?

No es una moraleja ni un consejo sino una constatación. Digamos que estoy convencido que si un escritor necesita contar algo lo va a contar, aunque destruya a su familia. Es como una pulsión en la que necesitas sacar eso a pesar de que sabes por anticipado del daño que vas hacer. Es como que la literatura, las historias o lo que tienes que contar están por encima del bienestar de quienes te rodean. Creo que eso es algo que hace un verdadero escritor y que es una de las partes que lo hace tan infeliz y tan miserable, y que al mismo tiempo hace infeliz al resto porque pone por encima su necesidad de contar sin importar la posibilidad de ganar algo dinero al hacerlo. Creo que el cuentacuentos tiene que contar todas esas historias por encima de su cadáver y de los cadáveres de los demás. No lo quiero decir como una advertencia de no hacer esto porque antes debes pensar en el daño que le vas a hacer a los tuyos, sino para que sepas que al escribirlo sí vas hacerle daño a las personas de tu entorno.

Uno de los componentes de la infelicidad en los escritores es la enfermedad. Pones el ejemplo de Kafka y no puedes evitar relacionarlo con la enfermedad de tu padre. De esta manera se establece lo que llamas “tinta invisible”. ¿Qué otros casos de escritores enfermos o desahuciados se te vienen a la mente?

Muchas veces pienso en la enfermedad no tanto como un anticipo del desahucio y la muerte, sino en la enfermedad como motor de creatividad. Pienso en la enfermedad de Alberto Moravia, por ejemplo, que tuvo una tuberculosis ósea teniendo doce o trece años y eso le hizo estar encamado un montón de tiempo y fue ahí que empezó a escribir, lo que sirvió para que publicara su primera novela a los diecisiete años y eso lo convirtió en uno de los grandes jóvenes prodigio de la literatura europea, y por supuesto de la literatura italiana. No sabemos si lo mismo hubiese sucedido sin la enfermedad. Pienso también en el caso de Camilo José Cela, un escritor gallego como yo, y Premio Nobel, que también tuvo una enfermedad de muy joven y lo llevó a escribir compulsivamente. Por eso me interesa mucho la enfermedad como motor de creatividad. Me interesa mucho esa enfermedad inicial más que la enfermedad final que condena. Un ejemplo de ello es cuando hice el episodio de Karen Blixen y la importancia de su viaje a África, sobre todo cuando su marido le contagió la sífilis allá siendo muy joven. De esta manera la condenó a estar enferma el resto de su vida, siempre sufriendo. Y es inevitable que en su obra esté reflejado ese sufrimiento. Es allí que me interesa mucho esa parte de la enfermedad. Aunque, evidentemente, también está el caso de Kafka o de otros escritores que tienen esa losa encima al final de sus vidas y que me parece interesante, pero me parece mucho más interesante al principio porque creo que genera más creatividad que al final. También es por una cuestión de temporalidad porque cuando ya te ataca al final y te condena, pues es una salida, pero lo otro es como que te marca todo el camino.

De todas maneras, es inevitable no pensar en Roberto Bolaño que en su etapa final escribe lo que se considera su mejor novela. Me refiero a 2666.

Sí, en Bolaño me interesa mucho la enfermedad como ironía. Lo mismo se podría decir de Kafka. Me tortura mucho pensar en esa gente que vivió su vida de forma muy desgraciada como Bolaño, y que solamente pudo disfrutar del éxito durante unos cinco años, más o menos. Y ahora es considerado como uno de los escritores latinoamericanos más importantes, sobre todo después de la salida de esa lista del New York Times donde coloca a 2666 y a Los detectives salvajes dentro de las mejores novelas de los últimos años, lo que incrementa su prestigio. Pero lo que más me interesa es esa situación cuando en su vida la pasa fatal con trabajos muy duros y denigrantes con los que sigue pasando hambre, y eso impresiona. Al final es como un mito, lo que me parece tan irónico y tan duro, y eso también impresiona.

Créditos: Omar Guerrero

En el libro mencionas los matrimonios entre escritores como el de Elsa Morante y Alberto Moravia, o Martha Gellhorn y Ernest Hemingway. Se podrían citar otros ejemplos como Sylvia Plath y Ted Hughes o Elena Garro y Octavio Paz. ¿Cuál es tu percepción de las escritoras casadas con escritores?

Las escritoras casadas con escritores siempre han tenido que sufrir más que sus esposos. Han tenido que sufrir la incomprensión y la valoración injusta. Por suerte eso está empezando a cambiar. Pero antes sólo se les consideraba la mujer de… en lugar de verlas como verdaderas escritoras. Elsa Morante, por ejemplo, odiaba que la considerasen la mujer de Moravia. Ella decía “Yo soy Elsa Morante y mi obra vale por sí misma”. Sin embargo, en Italia siempre fue la mujer de Moravia. Entonces han tenido que sufrir la condescendencia de sus maridos que siempre pensaban que tenían más talento que ellas. Incluso cuando era evidente que no era así, pienso en el ejemplo de Shirley Jackson y su esposo Stanley Hyman, que era un escritor académico. Y esto lo cuento en el podcast y en el libro. Ella tenía mucho más talento que él. Sin embargo, en casa él siempre tenía la prioridad de utilizar la única máquina de escribir que poseían. Recién cuando él se iba a descansar, Shirley Jackson podía hacer uso de la máquina para dar rienda suelta a su escritura, que no sólo era mejor, sino que llegó a ser hasta más comercial. Me parece que es algo muy significativo, porque a pesar que las mujeres han llegado a ser más valoradas por los lectores, el marido siempre ha pensado que su obra es más importante sólo por el hecho de ser hombre. Por eso digo que ellas han sufrido mucho con esa condescendencia y esa minusvaloración, primero en casa, con sus esposos y sus propias familias, y segundo, con la misma sociedad.

Has regresado al Perú después de siete años. ¿Qué lecturas peruanas te llevaste en la maleta en ese anterior viaje y qué lecturas te llevas ahora con esta nueva visita?

Confieso que no soy un gran conocedor de la literatura peruana. Evidentemente he leído mucho a Vargas Llosa. He leído a Bryce Echenique. Cuando tenía veinte años leí mucha literatura hispanoamericana. En ese tiempo leí a Ciro Alegría. Y después no he leído más literatura peruana. Digamos que soy un escritor y lector que por influjo de su padre (de mi padre) ha leído mucha más literatura anglosajona que hispanoamericana. Entonces si hago una comparación, he leído más autores anglosajones o europeos que hispanoamericanos. Y eso es una deuda que tengo. En este viaje me llevo literatura peruana que me han regalado. Por suerte aún me quedan un par de días libres e iré a buscar los libros que venía con la idea de comprar, sobre todo son libros biográficos y autobiográficos. Quiero comprarme los diarios de Ribeyro: La tentación al fracaso. También El zorro de arriba y el zorro de debajo de Arguedas. Me han recomendado mucho la biografía de Ribeyro. Venía interesado en una biografía de Arguedas, pero ya me han dicho que no lo voy a encontrar porque no existe. Lo más cercano serían sus cartas. Igual quiero ver cómo me sorprenden las propias librerías y los libreros cuando los visite. Otro nombre que me han recomendado en estos días es Martín Adán con su Casa de cartón.   

Esta pregunta te la deben haber hecho innumerables veces desde que has llegado, pero es inevitable: ¿Tienes en mente a una escritora o a un escritor peruano que podría servir de material quizá para un siguiente episodio de Grandes infelices?

La próxima temporada de Grandes infelices va a estar centrada en un escritor y una ciudad. En la búsqueda de los episodios planteé hacer algo de Lima, pero no encontré un escritor porque pensé en Vallejo, en Arguedas y en Ribeyro, pero no me pareció que Lima tuviese esa presencia concreta en su vida. Para eso descarté a Vargas Llosa porque no tiene esa esencia que tiene Borges con Buenos Aires o Dostoievski con San Petersburgo. Entonces descarté hacer un peruano porque no encontré ese encaje. Ahora esta temporada que viene va a estar centrada en eso, pero en una siguiente temporada sí que tengo la idea de hacer más escritores latinoamericanos e hispanoamericanos porque tampoco tengo un español en el podcast, y eso es algo que me vienen reclamando. Entonces en algún momento voy a tener que remediar esa ausencia. Tengo ideas. Tal vez debería hacer una temporada sólo de hispanoamericanos. Aún no lo sé, pero estos nombres que he mencionado: Vallejo, Arguedas y Ribeyro me llaman mucho la atención. Pero primero tengo que ver si la bibliografía que puedo conseguir, como El zorro de arriba y el zorro de abajo, me resulta suficiente para hacer un podcast sobre Arguedas. Me parece que aún no tengo toda la documentación necesaria. Igual tengo que analizarlo. Y después están otras historias como la de Martín Adán, que me parece interesante, pero no sé si me daría para montar un episodio entero o más bien un fragmento para estos especiales que hago en otros proyectos como un libro, pero sí que me gustaría conocer mucho más esas historias porque cuantos más escritores infelices conozca, más me va a permitir abordar las siguientes biografías con un bagaje considerable. Y eso también me ayudaría a identificarlos y a clasificarlos. Y también hay un problema al momento de escoger autoras porque para mí es importante, sobre todo para darle pluralidad al podcast. Cuando llegué aquí me mencionaron a Blanca Varela como posibilidad porque la mayoría de escritores que me recomiendan son hombres, y me interesa mucho recuperar a escritoras latinoamericanas porque ahora hay un boom con la gran cantidad de escritoras latinoamericanas que están saliendo, y que son muy potentes a nivel mundial como Fernanda Melchor o Mariana Enríquez. Igual sigo pensando que hay una deuda con las escritoras de hace muchos años que vivieron la incomprensión y la minusvaloración del mundo editorial y de la sociedad, por lo que considero prioridad reivindicarlas, pero en ese camino faltan muchas veces la documentación o la bibliografía que se necesita para hacer un episodio. Me gustaría que alguien colabore haciendo ese trabajo para poder tomar esta información como base para la realización de un episodio del podcast, y así más gente, o más oyentes, de distintos lados, lleguen a la obra y al conocimiento de esta autora citada, o este autor citado, lo que se convertiría en algo circular donde todos nos veríamos beneficiados.

Créditos: Omar Guerrero

(Como una recomendación, mencionamos al final de esta entrevista otros nombres de la literatura peruana que podrían resultar de interés para Javier Peña como María Emilia Cornejo, Juan Gonzalo Rose y Carlos Oquendo de Amat).