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Coyuntura Nota de prensa Presentación de libro

El Hablador N° 24

  • En su edición N° 24, sale a la luz un homenaje al Bicentenario del Perú
  • Lo acompañan artículos académicos, reseñas, cuentos, poesía y fragmento de novela

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La revista de literatura El Hablador sale con una nueva edición, que refresca en amplitud el debate sobre el panorama literario en el país. Sale a tiempo, además, para aunarse a las celebraciones del Bicentenario y todo lo que motivó la reflexión cultural y literaria en torno a la COVID-19. En ese sentido, El Hablador aborda tópicos como la Independencia, el valor de uso de la enfermedad a lo largo de nuestra historia republicana, las generaciones literarias de 1950 en adelante, la violencia política y la reflexión académica contemporánea en general.

En ese sentido, destacan los artículos de Henrique Júdice Magalhães en relación con «La literatura peruana entre la historia oficial y el contrarrelato» y otro de Ulises Juan Zevallos Aguilar titulado «Oswaldo Reynoso, teoría de los afectos y guerra interna». Le siguen un texto de Omar Guerrero, «Lujuria y muerte de Bernardo de Monteagudo. Dos hechos en la tradición “María Abascal” de Ricardo Palma», otro de Basilio Ventura, «El realismo popular de Antonio Gálvez Ronceros» y finalmente otro de Grober Jara, «Muerte de la infancia y mudez de la locura. Análisis de Los niños muertos de Richard Parra».  Lo complementan un apunte de Louis-Ferdinand Bats en francés: «La muerte de Artemio Cruz, de Carlos Fuentes: quel roman historique?», así como dos textos de crítica cultural: «Ecología, neofeminismo… ¿son las nuevas ideologías del presente?» de Mari Paz Rodríguez Diéguez y «El futuro de la vivienda: ¿cuáles son los desafíos del estándar Passivhaus?» de Mauricio Ugarte Izquierdo.

Entre nuestros entrevistados, comparten la marquesina dos invitados de lujo: el académico sanmarquino Marcel Velázquez Castro, autor de Hijos de la peste, libro aparecido en pleno auge de la pandemia (2020) y que ocasionó un revuelo en el medio por lo apropiado de su aparición; y el escritor argentino Sergio Chejfec, en una conversación con Erick Abanto ocurrida antes de su deceso, en abril de 2022. 

En esta ocasión, las reseñas se realizan sobre diversos libros, entre ellos, textos académicos, poemarios y novelas: La república agrietada, de Carmen McEvoy, por Rómulo Torre Toro; Miguel Gutiérrez (1940-2016). Libro de homenaje, editado por Aníbal Meza, por Basilio Ventura; Identidades del español andino. Estudio sociológico en Huancayo de Eunice Cortez, por Álex Hurtado. Su seguro servidor, de Christian Briceño, por Manuel Navazar; El sonido de las olas (tres novelas cortas), de Margarita García Robayo, por Eliana del Campo; Un verdor terrible, del chileno Benjamín Labatut, por Omar Guerrero; Fiesta, de Denise Vega Farfán, por Lisandro Solís; y No hay más ciudad, de Francisco Izquierdo Quea, por Sebastián Uribe.

Finalizan el número relatos de Lenin Lozano Guzmán y del propio Francisco Izquierdo Quea; poesía de Ana Carolina Quiñónez Salpietro, Pablo Salazar Calderón y Marco Gonzales; y un adelanto de la última novela de Carlos Germán Amézaga.

En las próximas semanas, compartiremos la convocatoria de las colaboraciones para el siguiente número de El Hablador (N° 25), el cual se publicará en el último trimestre del 2023.

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Coyuntura Miscelánea Nota de prensa

Coloquio Internacional José Santos Chocano Nuevo Mundo. Nuevo Arte

El martes 23 de noviembre inicia el Coloquio Internacional José Santos Chocano Nuevo Mundo. Nuevo Arte, evento organizado por la Escuela de Literatura de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la Escuela de Posgrado de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, la Asociación Peruana de Retórica (Aspere) y la Red Literaria Peruana (Redlit).

El propósito de este coloquio es acercarse críticamente a la obra y a la vida de un poeta que hace mucho ha quedado en el olvido, pero que en su momento tuvo un papel clave en la historia de nuestra literatura.

El enlace para las inscripciones se encuentra aquí (es gratuito):

Esta es la programación del evento.

https://drive.google.com/file/d/1yg1t7rsxCqRmha44X1vZwlYO425cbpcd/view

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Comentario sobre textos Coyuntura Miscelánea Nota de prensa Reflexión

Reflexión: sobre el libro Relatos selectos

Presentación del libro Relatos selectos

El pasado jueves 21 de octubre se presentó el libro Relatos Selectos, escritores y escritas de La Libertad en la Casona de Orbegoso en la ciudad de Trujillo. El libro es una selección de relatos que buscan brindar un panorama actual de la literatura producida en La Libertad. La selección de cuentos estuvo a cargo de los docentes universitarios Carlos Pérez y David Navarrete, y el libro fue publicado por la Editorial Revuelta y Papel de Viento Editores. Incluye a catorce autores: siete escritoras y siete escritores. Entre ellos, se encuentran Eliana Del Campo, Víctor López, Yien Yi, Ricardo Vera, María Pía Cueva, Alfieri Díaz, Andrea Fernández, David Salvatierra, Luz Pérez, Enrique Carbajal, Karina Bocanegra, Robert Jara, Maricielo Novoa y Gerson Ramírez.

La presentación estuvo a cargo de Carlos Pérez (editor), David Salvatierra (autor), Eliana Del Campo (autora) y Francisco San Martín Baldwin, quien es presidente de la Comisión del Bicentenario de la Independencia del Perú – La Libertad.

Intervención de Eliana Del Campo

Buenas noches a todas las personas aquí presentes. Agradezco su asistencia, así como la invitación para estar en esta mesa. Es un verdadero honor, para mí, estar en la presentación de este libro a través de un evento presencial. Este sentido de normalidad y comunión en tiempos como los que nos ha tocado atravesar restauran una posibilidad de diálogo con la calidez que solo la presencia física otorga. Es, también, ¿por qué no?, una ocasión para celebrar un esfuerzo editorial detrás del cual hay muchas personas, algunas aquí presentes. Como una de las autoras de este libro, deseo, en esta oportunidad, hablar sobre esta publicación desde una perspectiva crítica y de género que nos permita iniciar conversaciones, a mi parecer, necesarias para nuestro contexto cultural.

En primer lugar, se podrá argumentar que selecciones como esta, o cualquier libro o colección exclusivamente femenina, o que tengan el enfoque paritario, refuerzan el ghetto al cual las mujeres escritoras se han enfrentado desde siempre. El argumento podría ser considerado. Sin embargo, tomando en cuenta los pros y los contras, de forma personal, creo que este énfasis es, por el momento, positivo. Sobre todo, porque, sin este, las mujeres estamos aún muy lejos de alcanzar –incluso si solo nos fijamos en los números– la presencia de los varones en la literatura. Fuera de esta esfera, y en términos sociales, todavía prevalece un sentido común de ser “ciudadanas de segunda clase”, puesto en evidencia en las exclusiones sociales, económicas y políticas a las que nos enfrentamos. Publicaciones como la presente ayudan a visibilizar esta problemática y a ponerla sobre la mesa de una forma valiente, con lo que iniciamos un debate largamente postergado.

Esto me lleva al segundo punto. La conversación que esta publicación coloca sobre la mesa ayuda a abordar otras problemáticas relacionadas a la disparidad numérica, como sus consecuencias, las cuales a menudo se ven reflejadas en forma de prejuicios. No abordarlas cara a cara permite que discursos misóginos se sigan camuflando y siendo repetidos sin ningún tipo de cuestionamiento. Esto lo podemos notar en el día a día: por ejemplo, en los medios de comunicación, donde existe un pobre tratamiento de las noticias de violencia de género, solo por mencionar un caso. Sin embargo, también los podemos encontrar en algo que nos involucra de forma personal: nuestros sesgos inconscientes. Es decir, lo que cada uno de nosotros podría esperar como rasgo común de toda la literatura escrita por mujeres. Rasgo que, es preciso mencionar, es inexistente. Mencionar una o algunas características intrínsecas de algo circunstancial como el género de la autoría de un texto sería no solo una simplificación absurda, sino un despropósito. Una homogeneización que camuflaría la diversidad enriquecedora del aporte de muchas mujeres a lo largo de la historia, quienes, desde distintos géneros, han nutrido a la literatura de voces, de perspectivas, de subjetividades insertas en múltiples contextos y en diversas experiencias de vida.

¿Por qué, entonces, si quiera mencionarlo? Por estrategia. Porque la singularización al hablar de literatura escrita por mujeres prevalece al día de hoy. En otras palabras, se insiste aún en hablar de “literatura a secas” cuando se menciona una selección exclusivamente masculina. Bajo presunción de “universalidad”, se erige un canon occidental o, incluso, nacional, que deja de lado a las mujeres en su conformación. En palabras de la crítica Susana Reisz1, esta conformación de la “universalidad literaria” encubre el silenciamiento y la opresión de varios sectores de la humanidad (1996, p. 29). Negar, pues, la historia de silencio, opresión y violencia contra las mujeres es caer en una ceguera fáctica. Es cerrar los ojos y omitir esta larga historia de conquista de derechos, como la ciudadanía y la educación, gracias a la cual gozamos de la posibilidad de poder estar en esta condición, al día de hoy. Como mi privilegio al poder estar en una mesa y tomar la palabra en un ambiente como este, por ejemplo.

Subvertir esta falsa dicotomía entre lo universal y lo femenino es importante debido a que esta aún permea el sentido común con el que concebimos las cosas. Mantener a lo masculino como equivalente a lo universal ha jugado parte importante en el silenciamiento de las mujeres y muchos otros grupos sociales. ¿Cuál es la importancia de la apertura de los cánones con publicaciones como la presente? Muy sencillo: lo que figura en el canon –sea nacional o regional– es lo que leerán en el colegio los niños de futuras generaciones, las nietas y los nietos de quienes estamos aquí. Tenemos hoy la opción de romper esta identificación de lo masculino con lo universal y lo femenino con lo inferior o marginal, que prevalece y perpetúa un ciclo de violencia simbólica. Tenemos hoy la opción de hacer una evaluación de los problemas del presente para conversar sobre lo que queremos en el futuro: una sociedad más igualitaria.

Me permito problematizar ello, en este momento, hablando desde mi experiencia como autora. Algo importante que ha permitido esta publicación es el reconocimiento mutuo con las autoras presentes en este libro. Históricamente, la negación de la propia condición de escritoras ha sido causado, entre otros factores, por la ausencia de espacios en donde nombrarse como una. El acompañamiento en esta publicación ha permitido quebrar el aislamiento causado por las circunstancias físicas. “No es posible nombrarse escritora en soledad”, afirma la escritora chilena Lorena Amaro2 en un reciente encuentro de escritoras latinoamericanas (2021, p. 281). Tomo esta frase no para hablar en nombre de, sino con ellas, cuyas historias he podido leer por primera vez gracias a este libro. Es a partir de nuestros diversos contextos que aportamos con historias desde una enunciación clara, no ligada a una biología o un rol preconcebido, sino desde complejos entramados que narran nuestras experiencias. Es aquí que nos hemos encontrado y descubierto mutuamente como poetas, gestoras culturales, activistas, periodistas, profesoras, investigadoras, madres e hijas. Es preciso mencionar que la enumeración en esta lista no responde a ninguna jerarquía o clasificación, sino a la intrínseca linealidad del lenguaje. En el mundo real, estos roles nos atraviesan y conviven en tensa y rica simultaneidad. Es preciso, para conocer cómo estas experiencias son sublimadas a través de la literatura, leer nuestras historias. Esta es, pues, una poco sutil invitación a que las descubran a través de la lectura de esta publicación. Leer es también una forma de resistir.

Bajo esta llamada a la resistencia invito a cuestionar la espectacularización de la escritura de mujeres como un “boom” o “fenómeno de ventas”, pues también sería este un mecanismo de silenciamiento. Las mujeres escribimos, lo hemos hecho siempre. La insistencia en destacar esta singularidad como moda a través de hashtags o eslóganes como “#LeamosMujeres” de forma acrítica, sin pensar en las formas de promoción y producción, también recrea, a su vez, los mismos discursos hegemónicos que deseamos eliminar. Insistir en una diferencia como un nicho de mercado, a menudo, invibisibiliza las formas en la que la excesiva visibilización de algunas contribuye al silenciamiento de otras minorías, por más contradictorio que parezca. ¿Rompe este cuestionamiento un pacto tácito de sororidad? Si lo hace, es necesario, entonces, replantear una sororidad esgrimida a partir de los rasgos en común a favor de una que permita aceptar nuestras diferencias y problematizarlas, en diálogo abierto y honesto. 

Como he mencionado, son muchas las problemáticas que existen en la literatura actual. Cabe mencionar que muchas de estas problemáticas no se resuelven, en absoluto, con una publicación paritaria. Aunque aplaudo este primer paso, es necesario mencionarlo como tal: un paso, que espero, sin duda, no sea el último. Sin embargo, lo que se necesita es un desmantelamiento de las estructuras convencionales de poder que han sido resguardo de este sentido común diferenciado. Problematizar cuestiones como la autoría, que por sí misma implica nociones de competencia e individualismo. Cuestionar la forma de producción abarcada por la centralización del mercado editorial, los monopolios existentes en este, o el reducido y precario alcance de las publicaciones en la región, al cual alude el maestro Pérez en el prólogo del libro. ¿Cuáles son los impedimentos para que publicaciones similares existan? ¿Cuáles son los factores que han centralizado la producción cultural de La Libertad en la ciudad de Trujillo? ¿Qué valores sexistas y clasistas perduran en nuestros medios culturales? ¿Existe, en nuestra región, una crítica literaria que reconozca estas diferencias y tienda puentes entre la producción literaria y el público lector? Si es que existiera, ¿confiamos, las y los lectoras, en esta crítica?

Destaco todas estas cuestiones como puntos de partida hacia un diálogo que permita la pluralidad y apertura, no solo en un sentido de género, sino también de raza y clase. Sin esto, una ocasión celebratoria como la del bicentenario de la independencia del país no pasará de ser ello: un brindis vacío entre pocas personas, mientras, desde las ventanas, muchas sentimos que no hay nada que celebrar.

Dicho esto, me es imposible abordar esta cuestión desde una perspectiva atemporal y desconectada de nuestro contexto. Hemos vivido, en el último año, una experiencia cercana a un apocalipsis sanitario de cuyas heridas aún no nos recuperamos. Existen duelos que nos acompañan al día de hoy. Sumado a esto, experimentamos un proceso electoral que visibilizó las fracturas fundacionales que dividen al país. La violencia, la susceptibilidad a discursos radicales, la precarización de la vida y la fragilidad democrática nunca se hicieron tan visibles como en los últimos meses. “¿Qué sentido tiene, entonces, hablar de literatura o literatura escrita por mujeres?”, nos podemos preguntar. Mi respuesta sería que hablamos de literatura, porque es una forma de imaginar nuevos mundos posibles, pero también de librar una batalla discursiva en un campo tan importante como lo es el lenguaje. Como sostiene el escritor argentino Damián Tabarosvky3, es preciso “entender la literatura como un contragolpe contra esos discursos hegemónicos que son binarios: del sano y el enfermo, de exclusión e inclusión en la política, de ganadores y perdedores (…). Pensar una literatura que devuelva al lenguaje a cierta zona de vacilación y polisemia, bajo la utopía de no convertirse en objeto de intercambio”. La literatura se erige como un bastión de resistencia que permite renovar los significados de las palabras: de cómo entendemos el género, la clase, la violencia; pero también la ciudadanía y la paz. Cómo nos contamos las historias que nos conforman como personas. Qué deseamos recordar y qué silencios deseamos romper. Como mencioné anteriormente, esta publicación es un primer paso. No permitamos que sea el último. Exijamos una mayor diversidad, en todo sentido, que abarque a todos los actores que conforman la cultura en La Libertad. Apreciemos la diferencia en su naturaleza contradictoria. Hagamos la cultura más accesible y, por último, leámosnos. Desafiemos los binomios. Escribamos. Gracias

………

Sobre el libro:

Carlos Pérez Urrutia y David Navarrete Corvera (editores)

Relatos Selectos: Escritores y escritoras de La Libertad (2021)

Papel de Viento Editores y Revuelta Editores, 176 pp.

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Notas:

1 Reisz, S. (1996). Voces Sexuadas. Género y poesía en Hispanoamérica. Edicions de la Universitat de Lleida.

2 Amaro, L. (2021). “Todas las escritoras no somos todas las escritoras”: Hacia una crítica feminista de la autoría en el nuevo milenio. Pasavento. Revista de Estudios Hispánicos. 9(2), pp. 273-292. https://erevistas.publicaciones.uah.es/ojs/index.php/pasavento/article/view/812/879?fbclid=IwAR19j1oROL9yoyRLVpym8fG9R-WY6vTXQFKOv2H0O9x2uvYm44tdwEZSyw8

3 Fuentealba, M. (19 de octubre de 2021). Damián Tabarovsky: “Tengo muchas sospechas de este presentismo”. Revista Santiago.

https://revistasantiago.cl/literatura/damian-tabarovsky-tengo-muchas-sospechas-de-este-presentismo/?fbclid=IwAR3xpp2THuUgVB3DzZAqzzOJysDR0AzCelCKGdeZhCh4EsqHAWRVTUAwY9U

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Coyuntura Miscelánea Nota de prensa Reflexión

Publicación: “Historia de las literaturas en el Perú vol. III: De la Ilustración a la modernidad (1780-1920)”

El siglo del Bicentenario: literatura, política y un presente que no nos abandona

Por Giancarlo Stagnaro

Hoy es el día. El proyecto inicialmente concebido por Raquel Chang-Rodríguez y Marcel Velázquez Castro ve finalmente la luz, en el año del Bicentenario: el volumen III de la colección Historia de las literaturas en el Perú, dedicado al siglo XIX, subtitulado De la Ilustración a la modernidad (1780-1920). El contenido de este volumen, coeditado tanto por la profesora Francesca Denegri como por Velázquez Castro, se ubica temporalmente entre dos hechos puntuales en la historia del país: el levantamiento de José Gabriel Condorcanqui (Túpac Amaru II) y el fin de la denominada “República Aristocrática”, con la asunción de Augusto B. Leguía a la presidencia (1919-1930) y el fin de los regímenes civilistas, respectivamente. Sobre estos dos hechos, se trazaría el arco argumental que abarcaría desde fines del siglo XVIII hasta comienzos del XX. Le corresponde, entonces, a los autores incluidos en el volumen revisar los presupuestos iniciales concebidos acerca de la literatura de la Emancipación, el costumbrismo, las novelas de folletín, la poesía y las leyendas románticas, los primigenios indigenismos, las novelas escritas por mujeres, el neocostumbrismo, la literatura obrera y las narrativas modernistas; y ofrecer una perspectiva más adecuada con los tiempos que corren.

¿Por qué este período histórico marca el derrotero de las literaturas peruanas? Denegri y Velázquez aluden, en la introducción del libro, a la existencia de un “largo siglo XIX”, siguiendo la tradición anglosajona, en que las convulsiones ocasionadas en tiempos virreinales más la divulgación de las ideas ilustradas dieron origen a un país desintegrado, disgregado y heterogéneo. No obstante, incluso bajo esas condiciones, como la sensación de anarquía que muchos percibieron todo el siglo XIX, desde las guerras de independencia hasta el desastre tras la Guerra del Pacífico, la disciplina literaria casi siempre asumió un carácter principalmente pedagógico y fundacional, a la vez traspasada por una oralidad que se iba a sentir con mayor ahínco en el siglo subsiguiente. En este punto, quiero resaltar la figura inicial de Ricardo Palma, quien se dedicó en sus Tradiciones peruanas a recopilar por escrito una parte importante de la memoria oral de los peruanos de ese entonces; lo cual ubicaban a las Tradiciones como parte del romanticismo histórico y literario, en el sentido amplio del término. Si la idea consistía en fundar un Perú “de papel”, parafraseando a Velázquez, Palma lo logró y de qué manera. En cambio, la idea de Manuel González Prada consistía en renovar el ámbito de lo literario para acercarlo ya no a discursos pasadistas, como el de Palma, sino a un modernismo literario y, sobre todo, a una modernidad en ciernes, la cual se produciría ya entrado el siglo XX con el movimiento obrero y de raigambre popular, principalmente en la música barrial y su expresión máxima, el vals. Para ello, según González Prada, al igual que para Rubén Darío y José Martí, es necesario mirar hacia otras latitudes —ya no España— y refundar la expresión escrita en Hispanoamérica. En el caso que mencionamos, habría que incluir el factor ya no europeo, sino estadounidense, cuya influencia a comienzos del siglo XX ya se hacía sentir en la economía y en inventos como la luz eléctrica, el auto, el fonógrafo y el teléfono, entre otros.

En este concierto de voces, no podían faltar las escritoras, quienes incluso por su “atrevimiento” al momento de escribir también trazarían una divergencia que abriría las puertas de la modernidad a las letras peruanas, lo cual se reflejaría, en parte, dado que las escritoras en el siglo XIX se vuelven protagonistas ellas mismas de sus propios avatares textuales. Clorinda Matto de Turner, Juana Manuela Gorritti y Mercedes Cabello de Carbonera, entre muchas otras, se convertirían en las adalides de movimientos literarios renovadores, como las veladas en casa de Gorritti durante el período que vivió en Lima. Además de ello, novelas como Aves sin nido (1889), de Matto de Turner, y El conspirador (1892), de Cabello de Carbonera, constituirían los ejes de cambio de la inicial oleada romántica hacia posiciones que reivindican al indígena o que adoptan puntos de vista naturalistas, respectivamente. Como se puede apreciar, la presencia femenina en la literatura peruana ha formado parte de un fenómeno progresivo de toma de conciencia y que no solo involucra a un segmento de la población, sino que abarca a los sujetos subalternos de la República peruana, tanto de las propias mujeres como de los indígenas, quienes son “descubiertos” cada guerra de límites que el Perú libra, según González Prada en su ensayo “Nuestros indios” (1904). De hecho, la producción novelística de las autoras mencionadas alcanza sus mayores logros en los últimos decenios del siglo XIX, aunque sin perder el rigor pedagógico y fundacional. Por lo anterior, se vuelve importante atender dicha producción novelística.

Los nuevos entendimientos que arroja el volumen III de Historia de las literaturas en el Perú resultan completamente significativos para todo el país en general, no solo para los estudiosos del tema, en términos ya no solo literarios, sino simbólicos. Ahora que estamos cumpliendo 200 años como República —en construcción, aún permanente—, reflexionar sobre nuestros problemas a partir de la literatura peruana puede convertirse en un resguardo gratificante: hasta cierto punto, toda la problemática política, social o económica que notamos en la actualidad resulta la misma que hace 200 años. Al respecto, puedo mencionar dos cosas: o no hemos aprendido de la historia, o estamos condenados a repetir los mismos traspiés. Lo que la literatura peruana de esos años demuestra es que es posible romper el inefable círculo de inequidad, racismo y desigualdad que nos caracteriza desde la fundación de la República y sobre lo cual han reflexionado todos los escritores, historiadores e intelectuales peruanos en general. No dejemos que esa reflexión caiga en saco roto y hacia esto ayuda De la Ilustración a la modernidad (1780-1920).

Datos de la presentación del libro Historia de las literaturas en el Perú vol. III: De la Ilustración a la modernidad (1780-1920)

Día: jueves 12 de marzo

Hora: a las 18:00 horas

Lugar: a través del Facebook Live del Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú y de la Casa de la Literatura Peruana

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Presentación: “No hay más ciudad”, la novela de Francisco Izquierdo Quea

La presentación de No hay más ciudad, la novela de Francisco Izquierdo Quea se realizará el viernes 30 de julio a las 5:00 pm, a través del Facebook live de la Cámara Peruana del Libro. Este lanzamiento se enmarca en la Feria del Libro de Miraflores. Además del autor, participarán, con sus comentarios, la escritora Silvana Carrillo y el escritor Francisco Ángeles. En su nota de prensa, la editorial dice que Francisco Izquierdo Quea “nos sumerge a través de un crisol de miradas en la vorágine de las relaciones de pareja, el abandono y los sueños latentes por virar hacia un destino capaz de llenar la medianía con la tan ansiada conciencia de trascender”. Más detalles en el site del evento: https://www.facebook.com/events/205427594924370/?ref=newsfeed.

Les compartimos el comentario del escritor Francisco Ángeles sobre esta nueva novela:

Me ha alegrado muchísimo leer la primera novela de Francisco Izquierdo-Quea, quien publica por primera vez desde su ya lejano debut literario en 2007. Más que eso: leerla me ha conmovido, me ha sorprendido, me ha perturbado. Leerla me ha llevado de regreso a Lima y a los años 2000, esa década que sobrevive sigilosa entre los más llamativos 90s (modernidad, globalización) y 2010s (crisis global, tecnología, hiperconectividad), como una versión envejecida de una sin aún insinuar del todo a la otra. Y sin embargo, a pesar de tanta palidez, los 2000 existieron, y para muchos fue la época en que todavía éramos jóvenes y también la década en que dejamos de serlo; la época en que la vida comenzaba a golpear y ya no con problemas inventados; los años en que se revelaba que nuestros sueños adolescentes ya no eran más que una anacrónica prolongación de otro tiempo que se había terminado. NO HAY MÁS CIUDAD trata sobre ese tiempo y también ese espacio: ese Perú precario y desgastado, escabroso sin llegar a trágico, un Perú post-Fujimori y pre-Marca Perú; post-terrorismo y pre-Mistura/Asu Mare. En ese contexto en que parecía que todos esperábamos que algo ocurriera –y sí, ocurrió mucho, mucho más de lo que hubiésemos previsto—, Germán, Claudia, Bautista, Matsahide, todos los personajes de este libro pasan por ese tránsito simbolizado por dos destrucciones simultáneas: el final de una relación que creíamos madura, y el derrumbe del sueño de vivir del arte cuando la época de estudiante ya se había terminado. De todo eso habla NO HAY MÁS CIUDAD: de los símbolos anacrónicos de una época perdida, de la amistad masculina, de los traumas familiares. Y todo eso bajo ese telón de fondo de nuestra propia post-dictadura, la historia cíclica que nos volvía a imponer, como para despedir nuestra juventud, al mismo presidente de nuestra niñez. Para todos los que aún fuimos jóvenes en la década pasada, y para quienes dejamos de serlo; para quienes prolongamos más de lo aconsejable los sueños adolescentes, y para quienes alguna vez nos cuestionamos cuál era el sentido de nuestras vocaciones, esta novela los va a reencontrar con ese yo del pasado que, aunque pensemos lo contrario, nunca dejará de estar ahí esperando una oportunidad para volver a recordarnos lo que fuimos (y aun somos).

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Vuelve a circular “El Eternauta”

Grupo Planeta anuncia la contratación de  El Eternauta

La obra de Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López será publicada en 2022.

Bajo el sello Planeta Cómic, Grupo Planeta informa que a partir del próximo año la obra El Eternauta, de Héctor G. Oesterheld y Francisco Solano López, será publicada a nivel mundial en idioma español.

Editada originalmente en 1957 en la revista Hora Cero y a lo largo de tres años, este clásico de la historieta universal, obra clave de la literatura de ciencia ficción y considerada la primera novela gráfica en español, ha sido leída con mucho entusiasmo por generaciones hasta nuestros días y está destinada a continuar para siempre entre los lectores.

Juan Salvo cuenta la historia de una invasión extraterrestre que cae sobre Buenos Aires, anunciada en forma de misteriosa nevada. La invasión genera la necesidad de defenderse para no morir. A su vez, esto produce un revuelo social para organizarse y enfrentar lo desconocido que avanza sobre la ciudad. Se trata de una metáfora de la reacción de una sociedad frente a una amenaza. Asimismo, es una reflexión sobre la literatura y la realidad en el marco de un género que se abre paso.

  • Guion de Héctor Germán Oesterheld
  • Ilustraciones de Francisco Solano López