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Desde los extramuros

Cadáveres y espíritus del entresiglos peruano

Por Cronista Marciano

Todavía reciente, hace unas semanas ha comenzado a circular Contigüidad de los cadáveres, de Helen Garnica Brocos. Quien se acerque a conocer a Helen podrá advertir a primera impresión la pasión de esta investigadora por la literatura de tintes necróticos. Efectivamente, Contigüidad de los cadáveres es una recopilación de relatos sobre muertos y espíritus, y con un estudio crítico sobre una sociedad secreta que rendía culto a un poeta prematuramente fallecido: Enrique Alvarado. Helen se ha tomado el trabajo de hacer las pesquisas del hasta ahora desconocido cenáculo literario que reunió a las figuras más prometedoras del entresiglos peruano junto a un grupo de escritores olvidados: Clemente Palma, Enrique A. Carrillo, Ernesto G. Boza, Carlos Germán Amezaga, Domingo Martínez Luján…  

Siguiendo la pista de un apunte anecdótico de Luis Alberto Sánchez, la investigadora ha trazado unos esbozos sobre los círculos literarios de la última década del siglo XIX, años claves del recambio generacional en el que los notables nombres de Clorinda Matto, Mercedes Cabello y González Prada iban dejando el campo libre a los jóvenes modernistas peruanos, y en el que los ecos de la crisis religiosa finisecular europea iban sintiéndose en los diarios peruanos a través de noticias sobre sesiones espiritistas, un ritual que ponía en práctica las doctrinas del francés Allan Kardec, quien pretendió demostrar la inmortalidad del alma frente a los avances científicos que ponían en entredicho los dogmas cristianos.     

Recreando esta atmósfera intelectual, la recopilación está compuesta de dos secciones: «El tránsito de los espíritus» y «Necrosario: cadáveres y camposantos». Ambos títulos aluden al debate finisecular entre la concepción religiosa del hombre (espíritu) y la concepción médica (cadáver). En la primera parte, aparecen congregados relatos sobre lutos, aparecidos, fantasmagorías y parodias espiritistas; en la segunda escuchamos a los protagonistas narrar su encuentro con la muerte figurada en la imagen de un cadáver, entierros prematuros, o historias sobre hombres que no pueden renunciar al cuerpo putrefacto de sus amadas. Los cementerios y las mujeres pálidas y faltamente destinadas al sepulcro en plena juventud habitan esta parte del libro.

Siendo esta recopilación un rescate editorial, repasaré algunos nombres que me han dejado un sabor muy grato. La primera de ellas es Juana Rosa de Amezaga, quien en su crónica «Lutos y pésames» critica la costumbre del luto en Lima y objeta la manera de cómo este acto simbólico se utiliza para establecer vínculos sociales motivados por el arribismo. En esta crónica se ve recreada la vida social de la Lima de fines del siglo XIX, una ciudad de las formas y las apariencias, bien dibujada en sus detalles.  Otro título que me ha gustado es «La viuda», de Teresa González de Fanning. Honestamente, no había leído absolutamente nada de esta escritora, pero su relato me ha entretenido mucho, pues logra el efecto que se propone, resolver la atmósfera de terror en un hecho singularmente anecdótico. Otra composición interesante es «¿Por qué? (Fantasía)», de Clorinda Matto, en la que la escritora construye una narración donde la ensoñación encubre una realidad triste y deprimente para una joven mujer.   

Como no puedo referir todos los relatos, pues corro el peligro de convertirme en un spoiler para el libro, acabaré esta reseña con dos títulos más: «Pobre Fortuna», de Lastenia Larriva de Llona, y «De visita», de Manuel Beingolea. Del relato Lastenia Larriva diré que es ꟷa mi impresiónꟷ el mejor sostenido narrativamente, pues es un cuento largo que no decae y llega a tiempo a su desenlace. Del texto de Beingolea me limitaré a repetir el breve pero exacto juicio que Mariátegui dejó sobre él: «cuentista de fino humorismo y de exquisita fantasía». Su relato me ha resultado especialmente gozoso, porque lo he decodificado como una ironía a todos los poetas azules y decadentes, Eguren incluido. Y también me hizo recordar al famosísimo poema de Asunción Silva, «Sinfonía color de fresa con leche».  

Cabe destacar por último el buen trabajo de Pandemonium por entregarnos una edición agradable en su concepción visual, una apuesta seria del diseño artístico, evidente en la composición de la cubierta y en las viñetas escogidas, que dotan de una atmósfera gráfica, entre gótica y decimonónica, perfectamente calibrada al contenido de los relatos. La tipografía escogida para los nombres de los autores también aporta en esta dimensión. Un edición bonita sin duda y que atraerá la atención de no pocos escritores y críticos. Un trabajo en conjunto notable por parte de Helen Garnica y de Tania Huerta en la realización de este proyecto que ha tenido bien merecido el reconocimiento del programa de los Estímulos Económicos para la Cultura el 2022. Esperemos que en lo sucesivo sigan realizándose más proyectos como este. 

Lima, 10 de setiembre del 2023

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