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Reseña: La clase de griego (2023) de Han Kang

El lenguaje de los sentidos

Por Eliana Del Campo

Escribir puede ser, de cierto modo, una exploración de los sentidos, y si hay una obra signada por dicha búsqueda es la de Han Kang (Gwangju, 1970). En La clase de griego explora la difusa frontera entre el silencio y la palabra. Entre aquello que se nombra y lo que permanece inaccesible. El lenguaje se percibe como un corredor infinito en el que sombras y espejos se persiguen sin tregua. Un lugar desde donde Kang observa la penumbra de los días.

La trama se presenta como una armonía a dos voces: por un lado, la historia de una mujer quien intenta recuperar la capacidad del habla asistiendo diligentemente a clases de griego antiguo como alumna libre. Kang invita al lector a ser una especie de guía invisible de la protagonista, acompañando con cautela sus pasos a medida que se nos brinda pinceladas de su vida íntima a través la historia de sus pérdidas: duelos, separaciones y la pugna por la custodia de su hijo, eventos derivados en gran parte a su mutismo absoluto y, en apariencia, irreversible.

Como contraparte a dicha historia se nos presenta la del profesor de griego, devenido en un  portavoz del desarraigo. Se trata de un coreano que, al haber pasado la mayor parte de su vida en Berlín, ha perdido la sensación de familiaridad en su tierra natal. Auto percibido como extranjero en todas partes, el profesor halla en esta lengua agonizante un refugio. Sin embargo, este escenario se ve amenazado por una ceguera que avanza lenta e inevitablemente hacia un mundo sin imágenes y sin recuerdos.

Los fragmentos de la memoria se mueven y crean formas. Lo hacen sin un patrón, sin plan ni sentido alguno. Se dispersan y, de pronto, se unen con determinación. Parecen incontables mariposas dejando de aletear al mismo tiempo; parecen bailarinas impasibles con los rostros cubiertos” (p.97)

La novela traza un mapa de sensibilidades donde las palabras flotan cual canela sobre agua, sin mezclarse del todo, suspendidas en un espacio que es memoria y vacío en simultáneo. Han Kang se apoya en el griego antiguo para ahondar en las posibilidades del lenguaje y convocar el poder de las palabras, devenidas en fantasmas evasivos. La lengua se convierte así en la encarnación de los sentimientos de ausencia, pérdida y duelo por aquello que jamás se pudo pronunciar. De ahí que uno de los mayores aciertos de la autora sea el retrato de sus personajes y los padecimientos que los aquejan: nadie valora más el sonido que quien no puede pronunciar palabra alguna; nadie siente más la ceguera que quien pierde su visión lentamente. Kang caracteriza a sus protagonistas como seres que habitan el silencio, sostienen lo que se deshace y aprenden a vivir con la estela de las palabras que se alejan.

Por muy insignificante que fuera la frase, dejaba traslucir, con la fría claridad de un trozo de hielo, la perfección y la imperfección, la verdad y la mentira y la belleza y la fealdad. Sentía vergüenza de las oraciones que se desprendían de su lengua y de sus dedos como blancos hilos de telaraña. Le daban ganas de vomitar. Y de gritar” (p.15)

En La clase de griego la duda irrumpe como una lluvia copiosa, lacerante y fría, y debilitan toda certeza. Como el vidrio transparente que engaña a un ave atrapada, el ojo de la mente se aferra a cada imagen con codicia, temeroso de que se extingan los recuerdos y los días. Y, como en el cuento de su admirado Borges, Kang detiene el tiempo de lo narrado y  lo suspende en un punto equidistante entre el amor y el dolor, la soledad y la quietud. En un instante en el que se pone en tensión la vulnerabilidad de lo humano y el tesoro irrepetible del presente.

Han Kang no escribe para quienes temen olvidar, sino para aquellos que  no desisten de indagar sobre lo que nos hace humanos. Su literatura nos permite  contemplar cómo las palabras,  frágiles y luminosas, nos otorgan sentido incluso en medio del silencio. Aproximarse a su obra es una invitación a reflexionar sobre nuestras formas de comunicarnos, a alejarnos del ruido cotidiano y observarnos bajo la luz del yo.

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Datos del libro reseñado:

Han Kang

La clase de griego

Random House, 2023. 174 pp.

Traducción de Summe Yoon.

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