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Reseña: El hallazgo (2025) de Jorge Ramos Cabezas

El verdadero hallazgo de Jorge Ramos Cabezas

Por Jorge Valenzuela

Como ya lo apuntamos (véase Valenzuela, J. [2018]. Las malas artes de Cosme Alborada. En B. Andurriales [Alexander Forsyth] [Comp.], Blaberintos [pp. 99-103]. Tierra Baldía), la microtextualidad o la escritura de textos hiperbreves ha acompañado al ser humano desde los tiempos más remotos. Ya sea para comunicar contenidos asociados a lo normativo, cuya necesaria brevedad constituía el mejor medio para llegar a los oyentes o posibles lectores, o para transmitir un relato oral, lo microtextual ha estado allí para acompañarnos en nuestra travesía por este mundo. Por ejemplo, mandamientos como los de la Ley de Dios utilizaron la brevedad para ser efectivos y así llegar, con absoluta claridad, a sus destinatarios. Por ello, la microtextualidad puede asociarse, en su etapa más antigua, a la expresión de contenidos discursivos asociados al gobierno de nuestras vidas.

Dentro de las conformaciones textuales que nos permite avizorar la microtextualidad ficcional está el microrrelato, cuyo auge, en las últimas décadas, ha generado la aparición de nuevos narradores o la experimentación de algunos escritores en este campo, cuyo talento, al parecer, podía manifestarse aquí (en estas breves contiendas con la palabra) de manera aún más convincente. El resultado no puede ser más favorable: en el Perú ya contamos con varias antologías y revistas importantes dedicadas a la microficción y con una pléyade de escritores, críticos y editores cuya labor no deja de sorprender. Uno de ellos es Jorge Ramos Cabezas, quien nos presenta su primer libro: El hallazgo (Dendro, 2025).

Comenzaremos diciendo que El hallazgo de Jorge Ramos (conjunto de minificciones pero también de cuentos) apela al absurdo kafkiano, a la paradoja y al fantástico borgiano y, como no podía ser de otro modo, a la metaficción e ironía cervantinas. Es el producto premeditado de un escritor que debuta con las habilidades técnicas de los más avezados escritores del relato hiperbreve.

Sus textos nos instalan en situaciones cotidianas para invertir el sentido de todo cuanto pueda acontecernos en nuestra vida diaria. Es lo que ocurre en el cuento que da título al libro. Esta inversión del sentido, este trastocamiento (por ejemplo, ser autor de una novela que el personaje no ha escrito y que cuenta su vida con detalle), resulta siendo útil al propósito de mostrarnos un mundo regido por fuerzas y lógicas que no podemos gobernar y que nos convierten en otros, en nuestros dobles inconfesables, en una repetición de nosotros mismos en otra dimensión en la que se revela nuestra verdadera condición, abocada al dolor y al sufrimiento.

En “La mariposa”, la recurrente presencia de este hermoso insecto se convierte en una vívida pesadilla que hace que el personaje narrador realice cada noche, como un ritual, un simbólico matricidio. El abandono, la orfandad de quien cuenta la historia se convierte en el centro de este relato que apela a la repetición de esta obsesiva práctica para consumar una venganza que no tiene fin.

La identidad es otro de los temas que Ramos Cabezas sitúa en el centro de un relato como “Cambios”. Haber dejado de ser quien se fue alguna vez, para pasar a ser muchos y diversos, relativiza la condición monolítica y uniforme de lo que supuestamente somos para abrirse a una multiplicidad de posibilidades del ser, claro está, bajo la condición de haber olvidado quién fuimos alguna vez. Sin un centro que dirija o gobierne nuestra existencia, el narrador personaje parece decirnos que lo que somos, o podemos llegar a ser, se reduce a puros ejercicios subjetivos, momentos de una conciencia que se van abriendo o cerrando a la vida conforme nos vamos enfrentando a ella.

La deshumanización del hombre en “Renacer” emplea un recurso kafkiano: el del hombre con conciencia que ha devenido en un animal, en este caso un perro, y que, desde esa condición, da cuenta de un mundo postapocalíptico. Sorprendido bajo esa nueva apariencia, progresivamente, el narrador personaje va descubriendo su nueva condición en un mundo en el que cunde la destrucción por todos lados. La pérdida de la voz humana es el remate de este proceso de animalización que irónicamente es referido como un “renacer”. Por el mismo camino irónico y postapocalíptico discurre el microcuento titulado “Paz en la tierra”, que, a través de un narrador heterodiegético, refiere la existencia de una deidad irresponsable que, ajena a la destrucción de su propia creación, solo despierta para comprobar que el único sobreviviente de la raza humana acaba de reventar en mil pedazos. Sin amor, sin salud, sin felicidad y sin sabiduría, estos seres, ya convertidos en entes, han sido despojados de los dones de esta diosa dadora que los ha dejado en el abandono.

El tema de la búsqueda del padre no es ajeno a la narrativa de Jorge Ramos Cabezas, solo que, en este caso, el autor apela a un recurso posmoderno: la reescritura. En “Padre e hijo” se juega con las referencias bíblicas de Jesús y José, su padre carpintero, para reelaborar el viejo chiste del reencuentro de Gepetto y Pinocchio. Lo innovador de este cuento es el dramático colofón que cierra la historia y que nos vincula con José, y su extraño y futurista sueño en el que se ve a sí mismo como un personaje de ficción que, ante la ausencia de su hijo, no le queda más remedio que tallar a un hijo de madera. De este modo, “Padre e hijo” se convierte en un hipertexto más de las míticas y sagradas escrituras, solo que el autor contribuye con la tradición textual dándole una vuelta de tuerca al relato en el que vemos a los personajes bíblicos totalmente humanizados, es decir, ironizados.

En “El cinocéfalo” se postula, como en una especie de ucronía, la posibilidad de que, lo que conocemos como proceso de colonización española, se debiera al objetivo de acabar con los últimos cinocéfalos. Lejos de la evangelización de los gentiles a los que había que salvar del pecado o de los propósitos expansionistas de los reyes católicos, este microrrelato nos narra lo que se supone fue la verdadera causa de la conquista: la amenaza de que hombres con cabeza de perro, aún existentes en el Nuevo Mundo, gobiernen el orbe. Narrado desde la primera persona, el relato resulta aterrador, pues quien cuenta es un cinocéfalo que anuncia que la profecía, a pesar de cualquier obstáculo, se cumplirá.

No nos queda más que recomendar, entonces, estas y las demás historias que contiene este fascinante libro, construido desde una perspectiva antimimética e irreverente con los recursos de la transtextualidad, el humor, la ironía y el fantástico.

Para terminar, sostengo que El hallazgo nos presenta un mundo sin humanos, o que han dejado de serlo, gobernado por dioses indiferentes al dolor, un mundo poblado por personajes con identidades móviles que han renunciado a saber la razón de su origen. Finalmente, con este, su primer libro, Ramos Cabezas confirma la calidad literaria de su obra y se asegura un lugar de honor en la tradición del relato minificcional en el Perú.

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Datos del libro reseñado:

Jorge Ramos Cabezas

El hallazgo

Dendro Ediciones, 2025, 64 pp.