Entrevista a Leila Guerriero en Hay Festival Cartagena 2025
Por Omar Guerrero
La cita estuvo pactada para el segundo día del festival a las 11 am en las instalaciones del hotel Santa Clara, el más lujoso de la ciudad de Cartagena, que durante siglos funcionó como convento de las hermanas Clarisas, construido en 1607, justo 72 años después de haberse fundado la ciudad; y que aún alberga una cripta en uno de sus espacios convertido ahora en el bar del hotel. Lo curioso es que esta cripta se ha convertido en una leyenda, pues contenía un extraño vestigio que sirvió de inspiración a Gabriel García Márquez para escribir su novela Del amor y otros demonios, publicada en 1994.
Entramos a sus instalaciones de enormes columnas y techos altos. En sus paredes de color coral se habían colocado las fotografías de Daniel Mordzinski donde se encuentran retratados los principales escritores que han participado de las ediciones anteriores del festival, entre ellos Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa. Alrededor de su jardín de grandes palmeras y muchas plantas que cercan y ocultan la piscina del hotel se habían colocado mesas con la exhibición y venta de libros de los autores participantes de esta nueva edición con la que se celebraban los 20 años de haber llegado el Hay Festival a Cartagena de Indias. Como era de esperar, allí se encontraban los libros de la periodista y escritora argentina Leila Guerriero como Opus Gelber, Plano americano, La llamada. Un retrato y La dificultad del fantasma.

Mientras esperábamos nuestro turno observábamos con detenimiento los objetos que forman parte de la sofisticada decoración del hotel sin dejar de percatarnos que pasaban por nuestro lado otros escritores invitados a esta edición del festival, y que también se encontraban hospedados en este lugar tan lleno de historia y de arte. Junto a estos escritores estaban otros periodistas de distintos países. Todos se mostraban alegres y entusiasmados gracias al Hay Festival.
Cuando llegó la hora indicada nos guiaron hasta la terraza del tercer piso desde donde se puede observar la inmensidad y belleza del mar caribe colombiano. Allí estaba Leila Guerriero sentada en uno de los sillones brindando entrevistas. Ella llevaba un vestido negro y usaba lentes oscuros. Su ropa era de tela delgada, propicia para soportar los casi 40 grados de temperatura que se imponían a pesar del viento que provenía desde el horizonte marítimo con sus constantes olas, lo que obligaba a Leila Guerriero a tratar de mantener en orden sus cabellos.

Nos presentamos como la Revista virtual El Hablador de Perú, formada en su mayoría por egresados de la escuela de Literatura de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Leila Guerriero asintió, pues ya ha visitado muchas veces Perú. Fue entonces que empezamos la siguiente entrevista que debía de ser breve porque el tiempo en el festival suele ser muy ajustado:
Llegas a la historia de Silvia Labayru a través de una nota de prensa que te comentó el fotógrafo Dani Yako. ¿Él intercedió para el primer contacto con ella?
Bueno, sí. Yo le manifesté mi interés. Me pareció una historia impresionante. Dani me dijo: “¿Querés que le pregunte si quiere hablar con vos?”. La llamó y Silvia le debe haber dicho que sí porque Dani de inmediato me indicó que me comunique y me pasó su teléfono.
¿Silvia Labayru estaba dispuesta desde el comienzo a contar su historia o te costó convencerla?
No, no me costó convencerla, pero creo que en parte tenía que ver con el hecho de que le tiene mucho cariño, mucho respeto y mucha confianza a Dani Yako, que es su amigo de hace más de cuarenta años. Y no sé qué le habrá dicho Dani, pero no creo que haya tenido necesidad de convencerla porque ella es una mujer fuerte que nadie la convence de hacer algo que no quiera, pero de seguro que le debe haber dado un poco de confianza pensar que yo era una periodista que venía de parte de un amigo tan bueno, porque estaba segura que Dani no la iba a arrojar a los leones.
¿Cuántas veces visitaste la ESMA mientras escribías el libro?
Fueron tres veces. Están en el libro. La primera vez fuimos juntas con Silvia. Luego fuimos con un grupo de mujeres periodistas. Y también fuimos a una presentación. Pero antes ya había ido por mi cuenta.
La ESMA se convirtió en una especie de maternidad durante la dictadura. ¿Hay una cifra exacta de cuántos bebés nacieron allí?
Sí hay una cifra exacta, pero no la recuerdo ahora.
¿Cuál fue la percepción de Vera, la hija de Silvia, con esta historia?
Ella siempre lo supo. Decía que había nacido en la cárcel. Conocía muy bien la historia de su madre.
Hay personajes siniestros en esta historia. Uno de ellos es Amalia Bouilly, esposa de Alberto González, alias El Gato. ¿Ella sigue viva? ¿Intentaste conversar con ella o sus familiares?
No pensé en su momento en contactarla. Y si lo hubiese intentado, no creo que Amalia Bouilly hubiera hablado. Sucedió lo mismo con gente que no quiso hablar.

Vamos con La dificultad del fantasma. Allí cuentas que llegas a una residencia escritores en España en la misma zona donde se refugió Truman Capote para escribir A sangre fría. ¿Cuántas semanas estuviste allí? ¿Y qué anécdota podrías contar de tus compañeros de residencia Sabina Urraca y Marcos Giralt Torrente, muy a parte de la presunción de un fantasma?
Estuve todo el mes abril y la mitad del mes de mayo. Fue bastante tiempo. Y no puedo contar nada que no esté en el libro, sólo te puedo decir que fue divertidísimo y entrañable. Hay muchas postales de cosas que hacía Sabina como ir a nadar o Marcos que se ponía a leer. Después no me queda más que marcar la diferencia entre lo público y lo privado.
Entiendo. Pero me hiciste reír mucho al mencionar los problemas prostáticos de Marco que siempre iba al baño de noche. Y partir de este hecho surge la presunción de una fantasma.
Totalmente. (Entre risas).
En esta crónica sobre Capote y A sangre fría mencionas también a Rodolfo Walsh y su libro Operación masacre, escrito años antes de A sangre fría. ¿Existe una crónica que aborde el crimen de Rodolfo Walsh contado a partir de la no ficción?
Por supuesto. Se ha escrito mucho sobre Rodolfo Walsh y son libros buenísimos. Dos ejemplos: María Moreno ha escrito sobre él (Oración) y Eduardo Jozami también (Rodolfo Walsh. La palabra y la acción). Lo bueno es que recién ahora se está conociendo la obra de Walsh, pero hasta hace unos años no era así. Estos títulos han ayudado mucho, sobre todo para colocar a Operación masacre como un libro emblemático de la no ficción.
En La dificultad del fantasma confirmas que A sangre fría no ganó el Pulitzer ni el National Book Award, lo que produjo la ira de Truman Capote. Si tuvieras la oportunidad de darle un premio, pero también tienes a lado a Operación masacre. ¿A quién le darías el premio?
A los dos. Sin ninguna duda.
En La dificultad del fantasma mencionas que tienes la costumbre o el hábito de correr en las mañanas antes de escribir (lo mismo hacía Mario Vargas Llosa). ¿Qué otras costumbres o hábitos tiene Leila Guerriero para poder escribir?
Muchas cosas como ver películas, tanto en el cine como en las plataformas. Aunque también están las lecturas, que es un gran combustible para escribir.
