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Reseña: La más recóndita memoria de los hombres (2022) de Mohamed Mbougar Sarr

La pasión literaria

Por Omar Guerrero

La más recóndita memoria de los hombres (Anagrama, 2022) del escritor senegalés-francés Mohamed Mbougar Sarr (Dakar, 1990) fue la novela ganadora del prestigioso Premio Gouncourt en el 2021. Su título proviene de una cita larga tomada de los Detectives salvajes y que es utilizada precisamente en el epígrafe. De la sinopsis de la contratapa se deduce de inmediato la línea que sigue el autor al presentarnos esta novela donde la literatura también es protagonista. Aquí un fragmento de la mencionada sinopsis: Novela de iniciación, thriller literario, juego de cajas chinas con un libro dentro de otro libro, exploración de las heridas del colonialismo, celebración del poder de las ficciones… Estamos ante una novela total, de estirpe bolañesca, que habla de la escritura y de la vida. Y así como el personaje de Arturo Belano y compañía se sumergen en la búsqueda de la desaparecida poeta Cesárea Tinajero, aquí surge un joven llamado Dégane Latyr Faye, escritor senegalés que vive en París, y que, además, se encuentra obsesionado por la obra de un escritor, compatriota suyo, llamado T.C Elimane, también conocido como el «Rimbaud negro» (llamado así por un crítico de L´Humanité). T.C Elimane es autor de un único libro titulado El laberinto de lo inhumano publicado en el año de 1938 y que se convertirá en el origen y eje de toda esta historia.

La primera vez que Faye escucha sobre Elimane es a partir de un encuentro con una mítica mujer que le brinda uno de los pocos ejemplares de esta novela desconocida y casi desaparecida. A partir de este momento, y más aún después de su lectura, Faye empieza sus pesquisas detrás del autor también desaparecido. Solo lo empuja el valor que encuentra en sus palabras. Así lo testimonia:

Una sola de sus páginas bastaba para transmitirnos la certeza de que leíamos a un escritor, un hápax, uno de esos astros que no aparecen más que una vez en el cielo de una literatura. (p.10)

A partir de ese momento se despliega una búsqueda incesante para recabar toda información sobre Elimane, más aún por lo que significa y representa su novela, entendida como un objeto preciado muy al estilo de un manuscrito encontrado o un libro único y extraviado que de pronto (o por fin) es hallado. Por eso se le define de esta manera:

El laberinto de lo inhumano pertenecía a la otra historia de la literatura (que quizá sea la verdadera historia de la literatura): la de los libros perdidos en un pasadizo del tiempo, ni siquiera malditos sino simplemente olvidados, y cuyos cadáveres, osamentas y soledades se desparraman por el suelo de cárceles sin carceleros y balizan infinitas y silenciosas pistas heladas. (p.14)

Sin embargo, en las investigaciones, se descubre un posible plagio de la historia contada en la novela de Elimane correspondiente a un antiguo mito africano del que Faye, por sus orígenes, no es tan ajeno. Lo mismo sucede para los allegados a la cultura africana, sobre todo para quienes viven fuera de África, más aún en Europa. De ahí que este autor desaparecido cause tanta admiración y odio. Aunque para algunos su verdadero valor radicaba en otros elementos o hechos:

Yo a quien buscaba era al hombre y no a la continuación de El laberinto de lo inhumano, como tú. El escándalo del plagio no me interesaba mucho. Lo que me interesaba de él, lo que me atraía hacia él, era su silencio. (p.208)

Y al mencionarse ese «silencio» de Elimane como escritor es imposible no tomar en cuenta a los «bartlebys» de Enrique Vila-Matas. Sí, esos mismos escritores que de pronto deciden dejar de escribir por distintas razones. Pero ¿por qué dejó de escribir T.C Elimane? ¿Tanto le afectó la crítica y que lo hayan acusado de plagio? Esta incógnita hace que Faye continúe sus investigaciones en otras ciudades fuera de París, como Ámsterdam, Argentina y de nuevo en Senegal. Es ahí que se conoce la historia de los padres de Elimane, incluso mucho antes de que el escritor naciera. Aquí se cuenta la relación de los hermanos Assane y Ousseynou Koumakh junto a la joven Mossane. Este triángulo amoroso está lleno de decepciones y tragedias, incluidas la pobreza, el machismo, el racismo y la guerra. Solo el actuar ruin de uno de los hermanos será motivo suficiente para que Elimane deje de lado la escritura. No importa que hayan pasado los años en las vidas de estas tres personas que son el punto de origen del escritor desaparecido. Lo cometido trasciende como una herida que intenta curarse con las siguientes generaciones.  

Y mientras se avanza en estas investigaciones, Faye intenta hacerse un nombre en la literatura francesa a pesar de ser un joven migrante. Lo que encuentra es un ambiente literario cerrado muy parecido a un establishment. Esta situación no es nueva. Proviene desde mucho antes. Incluso llegó a afectar a Elimane cuando logró publicar su única novela en Francia. Es precisamente este círculo, sobre todo los críticos, quienes quedan descubiertos como los otros causantes de la desaparición de un escritor como Elimane a pesar de quedar remecidos por la calidad de su obra:

No obstante, el tono de su artículo hace pensar que se alegró de que el ambiente literario oficia (ese que, en otros términos, menosprecia la literatura policíaca por juzgarla vulgar y buena solo para divertir a la plebe inculta) se viese un poco sacudida por Elimane. (p.291).

Estos críticos son quienes recibirán una especie de castigo por su proceder que no reside solo en su subjetividad como lectores, como conocedores y/o académicos, sino también por un prejuicio al marcar diferencias y subvaloraciones hacia otras personas que no consideran iguales por distintas circunstancias. Y al decir la palabra «castigo» nos remitimos a los hechos sobrenaturales que envuelven a la cultura africana donde lo mágico y lo oscuro cobran protagonismo a través de la creencia y hasta en la religión tal como ocurre en la obra de otros escritores africanos como Ngũgi wa Thiong´o:

Sería horrible que Elimane hubiese empujado a aquellos pobres críticos franceses al suicidio por medio de sus poderes mágicos. Pero en medio de aquel horror posible, lo vería cómico. ¿Tú no? Un escritor que se considera incomprendido, mal leído, humillado, comentado desde un prisma para nada literario, reducido a una piel, un origen, una religión, una identidad, y que se pone a matar a los malos críticos de su libro por venganza: es pura comedia. (p.300)

Ante estos hechos, la novela toma un matiz policial, pues ya no solo se busca un escritor que dejó de escribir y que de pronto quedó en silencio para finalmente desaparecer, sino que dejó a su paso una serie de supuestas víctimas a las que fue necesario «castigar» por su vil manera de ser. La contraparte de estos críticos son los editores, quienes muestran un aura distinta, mucho más benevolente, todo lo contario a la vileza. Uno de estos editores quedará en la memoria de Elimane. Y en esta coyuntura, los libros siguen siendo los protagonistas y reguladores entre lo bueno y lo malo de todas las personas que se encuentran a su alrededor:

Entonces ¿cuál es esta patria? Tú la conoces: evidentemente, es la patria de los libros: los libros leídos y amados, los libros leídos y despreciados, los libros que soñamos con escribir, los libros insignificantes que hemos olvidado y que ya no sabemos siquiera si llegamos a abrir alguna vez, los libros que fingimos haber leído, los libros que no leeremos nunca pero de lo que no nos separaríamos por nada del mundo, los libros que esperan su hora en una noche paciente, antes del crepúsculo deslumbrante de las lecturas del amanecer. (p.312).

Otra parte resaltante de la novela son los viajes de Elimane a otras latitudes. Uno de sus destinos fue Argentina, donde entabló amistad con reconocidos personajes de la literatura porteña. No solo eso. También dejó huella en muchos de ellos. Claro, todo es ficticio. Pero, así como Bolaño y Vila-Matas ficcionalizaron sobre personajes reales, y más aún sobre escritores e intelectuales, Mbougar Sarr también hace lo mismo. Aquí una muestra:

Tenía pocos amigos. Admiraba la obra de Borges; pero sus amigos más íntimos eran Gombrowicz y Sabato. Creo que se acostó con todas las mujeres hermosas de la intelligentsia porteña, y con las feas también. Estoy convencida de que se acostó con Victoria Ocampo, pero también con Silvina Ocampo, quizá con las dos hermanas a la vez. Era un ermitaño muy paradójico. No andaba por los lugares donde había que estar: Pero cada vez que aparecía, ejercía como quien no quiere la cosa, sin forzarlo, dando la impresión de que le molestase o le irritase aquel efecto de su presencia del que parecía excusarse con todo su ser, con un encanto espiritual; un encanto no solamente físico, sino espiritual, incluso diría mental si eso significara algo. Sin embargo, no era muy hablador. No se volvía el centro de atención. No pretendía deslumbrar por su mente y desconfiaba de todos los artificios retóricos, de todas las maneras, de todas las seducciones de la inteligencia. (p.331).

Estos viajes de Elimane causan intriga en Faye. También causan intriga en el lector. Estos viajes son como periplos que dejan rastro, que buscan una causante, pues no solo Argentina es mencionada como destino sino también otros países de Latinoamérica

Entretanto, Gombrowicz y Sabato aparecieron de vez en cuando por el salón de mis padres. Yo les preguntaba si su amigo aún me guardaba rencor. Uno de ellos siempre respondía que Elimane no estaba enfadado. Solo estaba ausente, de viaje ¿Dónde? Por Latinoamérica. Lo mismo estaba en Chile, como en Brasil, o en México, en Guatemala, Uruguay, Colombia o Perú. Ni Gombrowicz ni Sabato sabía el motivo de aquellos frecuentes viajes. Desde que lo conocemos, siempre ha viajado mucho, me dijo un día Sabato. Pero no sé qué busca, ni siquiera si busca algo. (p.352)

¿Qué es lo que buscaba Elimane en cada uno de sus viajes? ¿Esto estaba relacionado a su silencio como escritor? ¿Buscaba, acaso, a alguna persona en especial o varias personas? ¿Buscaba una venganza? Y al intentar responder estas preguntas todo se vuelve trepidante con el correr de las páginas.

Otro tópico que se encuentra en esta novela que ya tiene la estructura de unas cajas chinas es el tema del coloniaje. Entendido como parte del prejuicio hacia un escritor como Elimane donde la raza, el color de piel, la procedencia, la cultura y las creencias son juzgadas como parte ineludible de una obra y de una identidad:

En el fondo, ¿quién era Elimane? El producto más logrado y trágico de la colonización. El triunfo más esplendoroso de esta empresa, más que las carreteras asfaltadas, el hospital y la catequesis. ¡Más que nuestros antepasados los galos! ¡Menudo crimen de leso Jules Ferry! Pero Elimane simbolizaba también lo que la misma colonización había destruido con su horror natural hacia los pueblos que la sufrieron. Elimane quiso convertirse en blanco y le recordaron no solo que no lo era, sino que jamás lo sería a pesar de todo su talento. Pagó todos los peajes culturales de la blanquitud y solo consiguió que lo mandasen de vuelta a su negritud. Probablemente, dominaba Europa mejor que los europeos. ¿Y dónde acabó? En el anonimato, la desaparición, el ninguneo. Tú lo sabes: la colonización siembra entre los colonizados la desolación, la muerte, el caos. Pero también siembra en ellos -y en su triunfo más diabólico- el deseo de convertirse en quien los destruye. Fíjate en Elimane: toda la tristeza de la alienación. (pp. 416-417).

Mohamed Mbougar Sarr – Foto: El Periódico

Uno de los últimos descubrimientos sobre Elimane se sitúa en Senegal, su lugar de origen y también de su final. Todo trasciende ya en lo espiritual. Su nombre ya no es el mismo. La literatura ha sido reemplazada. Él se ha convertido en un vidente cuyas palabras siguen manteniendo belleza y relevancia. De esta manera se completan todos los testimonios recabados por Faye cuya consigna ha quedado cumplida.

De esta manera se concluye que La más recóndita memoria de los hombres es una novela que toma el legado de la obra de Bolaño cuya función metaliteraria ha continuado viajando a otros continentes y lenguas. Y no por eso deja de ser enriquecedora y a la vez muy valorativa. Y es que la pasión literaria no tiene límites.

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Datos del libro publicado:

Mohamed Mbougar Sarr

La más recóndita memoria de los hombres

Anagrama, 2022

Puntaje: 5/5

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