I
Algunos hombres viven atados al ritmo de las mareas,
la Luna y los océanos gobiernan sus vidas
Amo las despedidas y a los barcos que se van
Al frío invernal
Que se impregna en mi abrigo
Con olor a sal
Al grave crujir de las maderas
Que retuercen como mis entrañas
A las gris neblina que reposa sobre mi ventana circular
A los profundos océanos
Al Pacífico Sur, al Atlántico y al Índico.
Amo las largas esperas en los muelles
La retirada de los mares
Y al incomparable espectáculo del mar enfurecido
Extraño la puesta del Sol
En mis costas occidentales
Porque ya no tengo Norte ni Sur.
Así de sublime es el dolor en altamar
Húmedo y pálido
Intenso y constante
Como las mareas. _______________________________________________
II
Déjame cubrir tu piel
Soy como un río que navega por la vertiente occidental de tu cintura
Derramando hilos de agua sobre tu vientre de praderas fértiles
He venido desde las alturas de tu cabellera espumosa
Dejándome caer por las laderas de tu cuello
Inundando las quebradas de tu espalda
Llenando todos tus espacios vacíos.
Soy, como una serpiente que silenciosa baja por las ramas de un árbol
Y en ondulados movimientos lo rodea
Y tiemblas de sólo sentir como desciendo para envolverte
Y ya quisieras tener
Los puños como martillos
Y las uñas como garras
Para liberarte.
Soy alrededor tuyo como la red es a la presa
Y como una torrencial lluvia de verano
Como un huracán enloquecido
Me dejo caer en ti.
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III
Demonio de la noche, elevas mi sacrificio a niveles indecibles.
Siempre pensé que la muerte era fría y oscura, pero nunca como Tú...
Tus golpes, la forma de tus golpes, el dolor infinito de tus golpes
Tu sonrisa maligna y mordicante
Tu rencor de acero
Tus manos abiertas en flor
Una estrella de cinco puntas
Luminosa y ardiente
Tus manos contra mi rostro
Queman
Tus caricias queman mis mejillas
El color de tu mirada, el destino impreciso de tu mirada
Repartida entre miles de minúsculos guijarros que reunidos
forman una gran montaña de acero
El amor más cruel
El día más cruel, la noche más cruel
La absoluta crueldad de lo eterno
El húmedo sabor de la madera
Las voces graves, el estiércol
El íntimo color del estiércol
El roce de tu divina piel con la materia humana más despreciable
El grito de las aves más salvajes
Tus golpes
Sólo tus golpes azotando mi vida. _______________________________________________
Ave del paraíso
Hay noches en que el humo de las chimeneas
Reposa sobre mi techo húmedo, traspasando mi cuerpo
Inundando los residuos calcinados de mis pulmones
Cubriendo mi rostro con una densa tiniebla de espuma, etérea
Hasta el amanecer
Y me siento caer de rodillas hacia el vacío y no recuerdo
O
Más bien, no quisiera recordar
Cuando te perseguía a diario por entre los escombros, entre ruidos y silencios
Entre ladridos, sirenas y llantos
Por no tener siquiera el consuelo de encontrar
Algo de ti aun vivo
Y que me dijera, que me acompañe, que me distraiga
Que encogiera mis manos para no poder tocarte
Y así evitarme el sufrimiento
El reflejo masivo del dolor de las gentes que se acumulan en torno a la miseria
La miseria de tu vida que ha sido morir temblando y morir abandonada
Sola, sin el sonido de las avenidas atestadas de sombras
De neón
Amarillo al mediodía, las avenidas ocultas, los automóviles
Saltando sobre las mareas de mi espalda
Deseando detener el tiempo
Bloqueando la salida de tus ojos
De tus oídos lastimados
De la arcaica censura de los pueblos modernos
De las autoridades y de los obispos embotellados.
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Serena tristeza a la medianoche y media
Mi silencio no interpreta tu silencio
Todas mis acciones mis ilusiones pasadas y por venir
Se deslizan en tu mirada y se callan porque cada minuto que hemos construido cada piedra cada instante compartido no basta hoy para contener la serena tristeza con la que puedo contemplarte a la distancia
A la exacta dimensión de nuestra obra todavía inconclusa
De mi parte solo tengo para ti este silencio que dice todo lo que no esta escrito en los papeles ni en los registros electrónicos
Mi silencio no interpreta tu silencio
Porque en silencio he venido amándote sin comprender
por qué las palabras
mis palabras ya no resuenan en tus pensamientos como antes
como antes de mi ausencia
Estos espacios agujereados son mis intermitencias
son mis zonas jamás escritas ni reveladas a nadie
Tu calvario ha sido soportar la incertidumbre de todos los días
Esperarme mirarme odiarme sentirme lejos escribirme creerme
y ahora que vuelves de tu búsqueda me siento abatido y maltrecho
no puedo escribir en plazas públicas y tú lo sabes
no me gusta discutir el dolor de mi corazón
cuando la vida está de por medio y las horas se agotan y el tiempo pasa
créeme todo esto es mucho mas difícil cuando se cambia de lugar
y no se tiene la certeza de si estas aquí o no presente o ausente
conmigo o frente a la pantalla del computador y aún así
tomar un papel escribir sentir pensar llorar insistir
todo esto es mucho más fácil más llevadero y sensible
créeme
que llevar el peso de un corazón desolado
©
Carlos Arturo Caballero Medina, 2005
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