A poco tiempo de cumplir tres años como revista virtual, nos preguntamos de qué forma se puede comprobar la presencia de una revista como ésta –como la de tantas otras— en el ciberespacio. Sin la huella tangible de una revista de papel o de un libro, una empresa como esta debe buscar otro tipo de medida a la de una publicación real. Los que nos leen, ¿quiénes son y cuánto tiempo lo hacen? Los que nos envían sus textos, ¿cómo llegaron a nosotros?
Este número de El Hablador coincide con estas preguntas. Tal vez las comunidades virtuales no son un tema “moderno”, sino que siempre existieron, desde la época de los viajeros, cuando éstos regresaban a sus pueblos originarios y relataban sus recorridos por territorios casi siempre impregnados de subjetividad. Sin embargo, el relato de viaje no es únicamente la comprobación física del recorrido —el cuerpo del viajero—; es también la existencia de un mundo paralelo al nuestro. Así, los lectores y escritores de una revista virtual son viajeros, dado que también constatan la existencia de otros mundos. Las lecturas, las interpretaciones y las vivencias relatadas son formas literarias que de por sí nos trasladan a otros espacios, sean éstos reales o imaginarios. El navegante de Internet es de nuevo el antiguo peregrino que recoge lo que le interesa y desecha lo que le es indiferente, pero también el que deja testimonio de su recorrido. Y no sólo viaja el viajero, sino aquel que lo escucha, que imagina lo que le cuentan.
Julio Verne, Laurence Sterne y los escritores brasileños en su recorrido por el continente recién descubierto son algunos de los viajeros que comparten esta aventura. También lo es William Burroughs, convertido en personaje de la nueva novela del peruano Carlos Calderón Fajardo, quien descubre una Lima que sus colegas de la época no escribieron. O Michel Houellebecq, que viaja por el futuro a partir de las paradojas del presente. El viaje es el recorrido de un aventurero, pero también es el descubrimiento del otro, aquel otro que también puede estar dentro de nosotros mismos.
Agosto 2006
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