Willy Gómez Migliaro

Jorge Otero

Alberto Valdivia Baselli

Lisette Crespo Leyva

Cynthia Campos Bendezú

Manuel Aguirre

Giancarlo Andaluz Queirolo

Juan Arabia

Juan Carlos Bustamante Velarde

Takashi Tsuboyama

Ángel Lezama

 

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Caracas

por Ángel Lezama

 


En Caracas no se vive, ¡pero cómo se jode!
Expresión popular


Voy regresando madre, como el que no quiere la cosa, regresandito no más ¿me extrañaste madre mía? No aguanto esta cola, no sé por donde sale tanto vendedor, el calor y la reverberación sobre el asfalto inciden directamente sobre el cuello de mi camisa, el ronquido penetrante de las bocinas por todas partes me devuelven a la Baralt, el motorizado en movimientos cortos, precisos, toreando, envistiendo la avenida con su zigzagueo, pasa raudo y feliz alejándose del embotellamiento, las ondulaciones sobre el capó ¡mi gente llévese su chupi!¡Refrésquese mi gente aquí les traigo los fríos y deliciosos chupis! ¿Se acuerda madre? Yo si me acuerdo, yo la veo a usted con su coleto y su Lavansan, con la plancha y metiendo ropa en la lavadora, con esos ademanes vigorosos de los treinta y pico de años, con sus faldas con fondo, sus chancletas de lona, con esos ojos aguarapaos, ojos almendrados y diáfanos, lástima que no me los heredó madre, hubiese sido un atraco; tendiendo pañales de tela en el fondo del patio, alisándole el cabello a cada uno de nosotros, con el cariño saltando juguetón sobre el iris, sobre la retina, yo creo que sí, que sí se acuerda, ¡por allá se fue!¡Cójanlo! El sudor se me pega a la camisa, el canto destemplado del bebé de la señora de al lado me está taladrando el aplomo y por mas que lo jamaqueen y le hagan pucheros el carajito no deja el berrinche ¡métale la teta coño! Santo remedio, ya no llora, al menos tiene ocupada la boca con algo, tranquila señora, yo lo recojo, aquí está su pañal, en estos buses de Caricuao se ven unas vainas, mijo los años no pasan en balde, mire a su papá, ¿quien imaginaria que su padre enfermaría como se enfermó? Esas son las cosas de la vida mijo, su papá lo soñaba así como está de buen mozo en esa foto, que tristeza ¿verdad? De broma sabe quien es usted, no le diga nada de donde salió la toga y el birrete, no le hable de real, sí sí, ya sé, te lo he dicho un montón de veces, pero es la costumbre mijo, de tanto repetir las cosas, como que se le pegan a uno de la lengua ¿sabias?... ¿Cómo dices?... ¿Que eso esta en el cerebro? Hay mijo no se me ponga científico en estos momentos, mire que su madre es una vieja cansada y necesita de la rutina para sentirse cómoda, y para sentirse uno cómoda tiene que hablar como uno se lo imagina, no como es en realidad ¡cójanlo que se escapa! El humo, el calor, el traqueteo de engranajes, un bufido, varios lamentos de aceite y metal, varios bufidos, un coro de repiques violentos ¡baratos los chupis! Esa luz sin duda tiene tirisia... no, más bien está furiosa, no sé muy bien si es con la verde o con la amarilla, pero sin lugar a dudas su enojo va pa´ largo, voy al pueblo madre después de tanto tiempo, me imagino lo crecido que estará con ese fragor de máquinas y polvo a causa de la veta descubierta hace poco en El Caruto, mire no más las vueltas que da la vida, decían que ique ese cerro solo estaba lleno de brujería y mire usted, las casitas de las divinidades silvestres se las llevó el NH4NO3 no sé qué, de un sólo guamazo, ahora es el reino exclusivo de los CATERPILLAR y los KOMATSU, con sus ruedas y fauces portentosas, con locomotoras y vagones esperando en el muelle los trozos de menuda piedra rojiza para sacarlas hasta el río y llevarlas lejos de estos mundos de Dios, sí, esperando en el muelle, a mi viejo, sus herramientas y su cuadrilla, con sus manuales, el del motor de 16 cilindros en V y 1750 Hp de la 1025, GM, ¿Qué es eso papá de GM? General Motors hijo, la marca del motor, mírala chiquito aquí, éste es el generador principal, produce 700 voltios y mira las poleas que le conectan al generador alterno de 75 voltios, la vieja como él, quizá cuando me jubile la jubilen también... que va, a esa no se le cae el pelo como a ti mi estimado y nunca bien ponderado amigo Lusinchi, las había también de 8 cilindros en línea, ella por dentro es de acero, su corazón pesa una tonelada, que vas a saber mi ilustrísimo amigo moco ´e pavo lo que pesa, si nunca te has acercado siquiera un palmo a esa máquina, ni te has rociado las manos con kerosén para limpiarte una sola gota de grasa de ella... la marca de esas eran BLH hijo, Bowlin Lima Hamilton, como la 1010, 1600 Hp, no, no tengo esos manuales chiquito, por eso no te los muestro. El Caruto, supuestamente allí vivía una de las hijas de la danta de María Lionza, que ique la vieja Simona vio una tarde en trance de tabaco, mijo, será cuando se le pegaron las calenturas esas que le dieron allá en el cerro, cuando estaba delirando con que se le metían animalitos por los poros, que estaban pudriéndola por dentro, que se los sacaran, supuestamente decía; y viendo elefantes planeándole encima de la cabeza caminito de la clínica; de ahí en adelante la historia la conoces, pero no es lo mismo oírla que verla, tú estabas lejos por allá... me falta poco para pisar la bomba del español Facundo Urrutia, me imagino que aún será la parada del pueblo, por lo menos el chofer no ha puesto a sonar un vallenato chicloso de esos que siempre ponían en el camino... que bien, el ska me gusta, ska de acá como dicen, se escucha calidad ¡va cruzando la Miranda! Y de lejos mijo las cosas parecen distintas a lo que son…


Y en La Hoyada, yo pasé ahorita por ahí, y en La Hoyada estaba un tiroteo armao...


… es como la noche ¿sabías? De noche las luces asoman solo la puntica de todo, lo demás se lo traga las tinieblas, pero la luz madre, la luz me quema la cara, el humo se levanta disparejo, parece una fogata, pero no hay niños contentos poniendo piedras para aislar la candela no, no es una fogata de campamento, se oyen gritos, y el golpeteo frenético en la sien, creo que alguien le llamaba miedo, el niño chupando teta no llora pero el calor pica, quiero rascarme, acomodarme el paquete y quitarme el escozor pero, ¿y si me ve cuando lo hago? Está demasiado rica, si me rasco no tiene nada de malo, pero me va a ver ¡maldita sea, me vio! Olores de combustión interna, el traqueteo, no sé cuando llegue a Bellas Artes, las volutas de humo se levantan ingrávidas, la gente corre, la gente busca escapar, pero no todos se alejan de las detonaciones, hay algunos llevando baldes de gasolina, ¡llévese el agua mi gente, a quiniento el agua!...


“Se levantan fortalezas-se prenden velas”…


¿Verdad hermano que era el 018? No, el 054 acuérdate que fue en el que nos montamos primero en la UD4, la gente muy tranquila en sus asientos, sin mayores preocupaciones que llegar, sí sí, es verdad, que voy a saber yo de las preocupaciones de los demás, voy llegando madre, el bus de Expresos La sexta estrella va tan raudo como se lo permiten sus múltiples averías, en esto no ha cambiado mucho la cosa que digamos, hace treinta kilómetros se le reventó la segunda llanta, todo normal, esas cosas me alegran porque al fin voy andando sobre esta carretera, aún no he pensado como haré para mantenerme mientras me contrata la empresa, después me montaré indefectiblemente a tragar polvo en el cerro, con botas, casco y demás, vaya, esto es raro, se va metiendo como el que no quiere la cosa por la esquina de Santa Teresa, el bus expectora rabiosamente con fragor de monóxido de carbono y grasa, embragues que calzan, la palanca que se atora, el bus sale corcoveando, avanza, la gente suda, frena, la gente hacia adelante, arranca, la gente hacia atrás, vamos a pasar por el frente del Palacio de Justicia, ya estamos cerca del Terminal de Nuevo Circo, la estación de Bellas Artes no queda muy lejos, ya vamos llegando ¡refresco, el agua, el refresco refresco el agua! ¿Estás seguro? Yo no me acuerdo, pero creo que era el 018 ¡sal de aquí maldito chofer! ¡Vamos, vamos, fuera de aquí, mueve ese culo nojoda! ¡Espérate ya va, yo solo estaba cubriendo mi ruta, no me metas en tu peo!...


“Allá afuera los revólveres no respetan”...


... el sujeto corre mientras muchos hacen su cola para entrar a la Onidex, quizá no lo ven porque hay una tranca terrible en la autopista; harapiento y sucio, arrastrao, asustao, corre, no le dan las piernas, va cruzando la plaza, no llegó muy lejos, tropieza y cae pesadamente, no pasaron ni cinco segundos cuando las patadas sonaban secas en las costillas, no eran uniformados, ya llegó la PM, ahora son ellos los que patean, no pasaron por alto el rostro, los golpes, una y otras vez impactan, secos, con rabia, ¡sucio de mierda! Lo que está en el suelo no se mueve, ya no se defiende, es un saco inerte, ahora lo levantan, sangrante y magullado lo llevan a la perrera, una mujer le grita obscenidades de alto calibre mientras es contenida por un joven, dos policías lo tienen agarrado y uno de ellos le jala de los cabellos, lo tiran dentro dándole empellones, el portazo... el prócer, con su broncínea e inmutable mirada, no ve la escena, los curiosos alrededor de la plaza sí se quedan viendo, los que están en los autos se quedan viendo también, todos viendo, todos mudos... solo viendo madre la carretera, llena de baches, con los sembríos de chaparros por doquier, puro monte, morichal y sol y más allá, El Caruto, me acuerdo que era verdecito como un perico, ahora es todo marrón, con tajos sacados como si hubiesen sido arrancados con cuchillo y tenedor, con pequeñísimos fantasmas amarillentos pululando por doquier, desde esta distancia parecen gusanitos remontando una cuesta, ¡vaya, una detonación del otro lado del cerro! Cómo se levanta el polvo Dios, el eco resuena hasta bastante lejos todavía... ¡otra detonación! Creo que son cohetes, como que están trancando la Bolívar...


“Plomo revienta y nadie se alarma más de la cuenta”...


...el chofer nos dice que nos bajemos aquí, que él no va a seguir cubriendo la ruta porque la cosa está medio peligrosa y lo que es él, se va pal co... sí, mejor nos bajamos y buscamos el Metro, esto no me está gustando nada, hay mucha gente en plan de camorra, exaltados, sí, mejor no vamos, aquí se va a formar el gran peo, subamos a La Hoyada que es la que está más cerca y nos perdemos de todo esto ¡vamos, rápido!

La caminata fue atropellada y azarosa, a medida que iban subiendo se escuchaban cada vez más nítidas, detonaciones de fuegos de artificio, enseguida se arrepintieron de la decisión tomada, la estación del Metro de La Hoyada estaba cerrada y la visión de La Avenida Universidad era irreal: lo que ayer era un atiborrado bazar de puestos vendiendo todo tipo de mercancía, se había convertido en una era sembrada de toldos quemados y gases lacrimógenos, un piélago calcinado, ondulante y caldeado, donde por generación espontánea nacían cabillas retorcidas, plástico quemado, cartones chamuscados y gente corriendo; la gente huía despavorida, allá lejos, las detonaciones eran repetitivas, constantes, cohete y plomo se juntaban en un coro peligroso, alguien dijo que Korda Modas fue saqueada, alguien dijo también que la Poli-Caracas estaba decomisándole a los buhoneros los fuegos pirotécnicos, algunas motos con dos personas montadas pasan veloces con algo en las manos ¡Dios, pistolas! ¡Salgamos volando de aquí! Pero no todos corren, algunos no pueden, se ven cargando grandes fardos a cuestas, algunos están salvando la mercancía que no llegaron a quemar, otros están quietos en las aceras, impávidos sin mayores preocupaciones, algunos comían manzanas tranquilos, los demás como hormigas cuando viene lluvia, se mezclaban en distintas direcciones en una estampida feroz ¡camina hermano, camina rápido!...

“Cada quién cuenta su cuento de atropello cada cual saque a pasear su propio miedo”...

...¿te acuerdas que fue cuando íbamos bajando por la torre Banesco cuando nos encontramos con el 018 y ayudamos a la señora con el niño a subir? El chofer quería meterse por debajo del Palacio de Justicia y los buhoneros no lo dejaron, luego supuestamente tenía un amigo periodista por allí cerca que iba a hablar con ellos para que nos cedieran el paso pero nada, esos tipos estaban en un plan de camorreo y no lo dejaron cruzar, ni modo, para atrás, se estacionó, ni tan lejos ni tan cerca, a ver si menguaba la protesta, pero esa gente sacándole gasolina a los carros no tenía intenciones de parar, yo tenía un libro en la mano, no me acuerdo de quién era, lo estaba leyendo para matar el tiempo, ni tú ni yo estábamos viendo la Bolívar ni a los busca-peo que la tenían trancada, cuando en algún momento las personas dentro de la unidad empezaron a caminar rápidamente hacia la puerta de atrás, yo me asusté también al levantar la mirada y ver por la ventana a toda esa gente corriendo, el humo y el miedo untado en las caras, ¡vente rápido! te dije ¡ABRE ESA PUERTA, CHOFEEEER!... y salimos, jóvenes y elásticos corrimos, yo no vi hacia atrás, el plomo era lo único importante de esquivar, yo no la vi, me dijiste en el apartamento que tú si la viste cuando cayó y se la llevaron por el medio, cuando la cabeza le sonó como un coco partido, no hermano, no puedo imaginarme al niño caído llorando por su teta...


“Allá afuera los revólveres no respetan”...


...ganamos el Palacio de Justicia y nos encaminamos derechito calle abajo, luego cruzamos a mano derecha, con la única intención de llegar de algún modo a la Baralt y regresar, para verla madre, y ver la casa, no está ninguno de mis hermanos me dijo hace mucho que no vienen a darle una vuelta, yo si voy, también para ver al viejo, aunque me reconozca a medias y pregunte por cómo llegué y se preocupe por los reales para mi vuelta a Caracas y me diga ¡hay hijo, hay hijo, no tengo plata!, No, no viene, se quedó porque todavía le faltan unas cosas por hacer allá, pero me dijo que vendría pronto a visitarla, en cualquier ratico la llama, sí sí, ya sé que no tengo que hablar de real ya me lo ha dicho, pero no fue por eso que no atendieron a Simona mijo, fue que al único médico que no estaba de vacaciones ella misma le hizo un trabajo para dañarlo y el día que se le pegaron las fiebres ese mismo día en la mañana se había muerto él, y las dos ambulancias, extraña coincidencia, no quisieron prender para llevarla corriendo a Ciudad Bolívar, las enfermeras estaban vueltas locas porque se estaba pudriendo viva, y en el rato que tuvieron esperando la otra ambulancia, de lo amarilla que estaba, se fue amoratando poco a poco, hasta quedar como una berenjena; Algunos curiosos contaron después, según me dijo la propia comadre, que las enfermeras le sacaban con cuidaito los gusanos que le brotaban por debajo de las uñas y arañitas transparente que le salían por las comisuras de los labios; en eso estuvieron mijo, sacándole gusanos y esperando la ambulancia hasta que se murió, ardiendo como una pira, lo amarillo de la candela por todas partes estacionado donde lo dejó el chofer, del otro lado también quemaron al 054, lo vimos por la televisión, esos dos autobuses estaban condenados madre y las maldiciones de Simona la alcanzaron mijo tu hubieras visto aquello, todo el mundo en el pueblo se enteró en un tris, y cuando le hicieron el velorio por orden expresa de la hija mayor en el cerro La Frontera y tú sabes que a ese cerro solo se llega bien caminando por la carretera de granza, tú veías a ese montón de gente yendo, rápidamente a la Baralt y perderse de todo ese bochinche turbio y regresar a Caricuao, regresar y empezar otra vez madre, quiero mostrarle las fotos de la graduación, no quiero ir ya para Caracas, el bus de Expresos sexta estrella va llegando al cruce y eso me alegra en el alma, tengo que contarle tantas cosas vieja, las cosas que uno ve, las que vive... de frente al lado derecho de la carretera está La Frontera, me dijo que velaron a Simona en la pata del cerro, a urna cerrada y sin mucho protocolo... pobre Simona, me acuerdo clarito de sus manchas de carare en la cara y el hombro, sus batas guajiras y su pelo cerdoso, en cuantas pesadillas no atormentó mi niñez su figura enorme y gorda, sus tabacos echando candela por la boca, para mi era como si estuviera viendo al mismísimo bicho... de brujería vivió y de eso mismo murió, sus huesos ya los habrán dejado mondos los demonios que alimentó por tanto tiempo, a los que ponía baldes de agua en el frente, a los que brindaba a su salud en el otro mundo Palo fino y Caballito frenao en esas danzas nocturnas míticas hasta la madrugada, no creo que a la hija de la danta de Maria Lionza le gusten los huesos podridos mijo, aún recuerdo cuando la mujer sudando y corriendo lo mejor que podía dijo: yo no sé por qué se mete la policía con los buhoneros en diciembre, esa gente también come vale, déjenlos en paz, con razón se arrechan...

“Valle de balas vivo en un valle de balas
valle de balas mi ciudad esta brava
valle de balas vivo en un valle de balas
valle de balas mi ciudad esta brava”....


Voy regresando madre, como el que no quiere la cosa, voy regresando a la UD4, el indio Caricuao me saluda con su brazo derecho levantado, sus serpientes enroscadas en él y su rodilla clavada en la cima del pedestal, mientras el sol fragmenta su luz sobre la ventana del vagón desde donde lo miro, tuvimos que quedarnos en Antímano porque lo primero que se nos cruzó por el frente fue un bus que llegaba hasta allí, después el Metro, no me acordaba que fuese un miércoles cuando sucedió todo aquello hermano, Sí mijo fue miércoles cuando enterraron a Simona, medio pueblo asistió al cementerio viejo pues la otra mitad estaba en el velorio del médico... en esos buses de Caricuao ¡uno ve unas vainas!... ¡esto es un saqueo!, El cura de broma no le suministra los santos óleos de lejito a la Simona mijo, con inyectadora; y dicen después que ique los curas no son supersticiosos... ¿los manuales de tu papá?... ¿Qué vas a hacer con esas cosas tan viejas mijo? La niebla de la tarde empieza a caer y un halo de nostalgia me revolotea molesta entre los ojos, me hacen recordar al pueblo donde nací, las sombras se extienden perezosas sobre el horizonte, ¿desde cuando no voy? Hace rato voy regresando madre, regresandito no más, ¿me extrañaste madre mía?


“Caracas”...

© Ángel Lezama, 2006

 

Para citar este documento: http://www.elhablador.com/cuento11_6.htm
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