Una temporada en el desierto
1
Fue una mañana cuando llegaste
te sentaste sobre las tablas de madera
y preguntaste por nosotros.
Son las nueve y media. Solo se atiende pacientes nuevos
hasta las 8 a. m.
Atrás había quedado la noche
no de diciembre, sino de julio.
Y brevísima, inédita
una llama oscilaba
ante el viento húmedo—
dos o tres cruces bastan para reconocerte.
Te dijeron ningún brazo firme
te arrancará de estos escombros
ni te dirigirá hacia senda hospitalaria.
… así
caballos de totora vadeando la espuma,
brotados de la entraña del océano,
proas hendidas a lo largo del litoral,
así, Naylamp,
cuyas pisadas inventan la oscuridad
entre muimuyes, carreteros y restos de abanicos…
Llamarás desierto a la incandescencia que anida
en el envés de la retina,
al aprendizaje de la ampliación
de la mirada
& esto es, Puerto Pimentel (1995-1996)
aceras y fachadas vencidas por la herrumbre
construcciones de caña levantadas sobre la arena
una disposición distinta de la luz
apúrate, cholo, que han llegado tus tíos de Lima
una disposición distinta,
primera revelación del barro
“Esta ciudad, hermana, descansa entre
dunas, hay mucha humedad, pero nunca
llueve. He encontrado una casa en la calle
del Quemado, espaciosa para tus hijos. Acá
madre no tendrá que acomodar los manteles
de los…”,
[pensado, no escrito / El tío hizo dinero /
pero se escapaba de la escuela / dicen que no sabía firmar]
otra disposición
2
¿Sustitución de tritonos? El bochorno de la tarde estancado
en el estudio.
No, más bien estructuras constantes
Y cuando pedí un ejemplo
Ravel Concierto en G (ambas manos) 3er movimiento
Estirado sobre la hierba, el sol cae perpendicular
hacia el océano
y yo, tendido
escuchando las voces de los turistas japoneses
advierto ahí, una melodía.
A pocos pasos del abismo
en el punto más bajo de las estribaciones andinas
los dedos aún no pulsan el acorde que los define.
¿es una trampa la profundidad?
Los tripulantes no me permitieron ver la mercadería… Me ofrecieron pagarme para que no hable… Debía cotejar lo que entraba con lo que declaraban en la aduana… Tenía 18 años y fue mi primer trabajo… Hay algo que recuerdo de esa época…
Y si buscas la tesitura del metal
no el son melifluo del agorero
excede los límites de tu estrecha ciudad.
¡Tu norte está en el norte!
Allí donde el verde se enfanga en ribas barrosas
—de eso he escrito en otro lugar—,
te asistirá la revelación
como una cicatriz gozosa en el párpado.
itinerario & trayectoria
Soy el que escuchó cómo hablaron la lluvia y el adobe, mientras el mundo se sumergía en el humus uterino.
no destino / ni origen
Soy aquel que anduvo perdido en las calles de la Av. Palomo, allí donde encontré el hilo que me llevaría hacia mí mismo.
ampliación de la mirada
… y la profundidad, es un engaño
hallazgo vacío que nos exige seguir descendiendo
inútilmente
Ese día el Príncipe se equivocó de paradero y tuvo que correr diez cuadras para llegar a tiempo. Apenas nos saludó, prendió la grabadora y JMS empezó a hablar
evitar los movimientos catabáticos
preferir la anábasis
de lo que se trata no es de descender, sino todo lo contrario
salir a la superficie…
3
La erosión de lo real en la mirada orgullosa
de una anciana
la violencia de su lenguaje
sobre los objetos en reposo
madera oscura & páginas apolilladas
cara fanciulla
colta signorina
cara
sui gentile come il nostro idioma
y algo de sensatez encontraste
¿acaso quieres otra cosa? / questo
è tutto
entre las palabras de los insolentes
[el que habla de lo que no
sabe / el que difunde ideas
que no comprende]
Erosión & lenguaje
Bajo esta luz
otra disposición de la luz
solo la videncia de las cosas sencillas:
las hojas del boldo en el jardín
el bullicio de tus nietos resonando en la casa de la infancia
el jarrón roto que habían acomodado sobre la repisa tus manos septuagenarias
fanciulla, signorina
4
Y entonces descubrí que estaba viviendo
en la soledad de las imágenes,
y que curarse no significa esperar
que la enfermedad me abandone
sino inscribir cada una de sus letras
en el alfabeto con que me nombro.
Videncia del concreto
el perro nocturno hurgando entre los desperdicios de la ciudad
Vigencia de los ancestros
recias manos de mujer tuercen el cuello del cisne letrado y el pato silvestre
De ahí mi mala sangre que aborrece la estulticia del blasón y
reivindica la heráldica de las migraciones / De ahí mi herencia
centrífuga, todas las pisadas y caminos donde me reconozco
postrado ante tu silencio, el día de tu muerte, el hombre diminuto, portador de la enfermedad y su conocimiento. De pie los demás, cuatro o cinco, envueltos en la pátina de luz flamenca del dormitorio
[ampliación
& erguido como un sol negro Fue una mañana cuando llegaste y, ardiendo sobre las tablas de madera, preguntaste por exhibiste tu herida neumática, el santo y seña de la cofradía
[de la mirada
“… no solo pulir la piedra, como el escultor
sino crearla”, los trabajos del poeta,
PFT a altas horas de la noche
Llamarás pesebre al lugar donde peregrinan los magos
durante seis revoluciones lunares,
después de la noche blanca, después de la noche oscura,
cuando son audibles el desierto, las constelaciones y toda la imponente polifonía del universo.
Oración & resistencia
Soy el signo que descifra otro signo, cicatriz que destila
su oscura gramática sobre el papel. Soy el ojo precario
que ata las cuerdas del sentido, pero también el vértigo,
la incisión, la mancha de tinta para siempre encriptada.
Escucha, extranjero
de lo que se trata es de atravesar las dunas
recorrer los médanos
para volver con los ojos hinchados de visiones
& la boca preñada de palabras nuevas.
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