El siglo XIX constituyó una época prolífica para la publicación y distribución de diarios y revistas literarias en el Perú. Indudablemente, la riqueza generada por el guano(1) y la extraordinaria situación económica por la que atravesaba nuestro país fue vital para tal auge periodístico como lo atestigua la fecunda circulación de periódicos en Lima como, entre los que pueden nombrarse a El Peruano (cuyo director era Manuel Atanasio Fuentes), El Comercio (dirigido por Manuel Amunátegui), La Opinión Nacional (dirigido por A. R. Chacaltana), El Nacional (cuyo director era Manuel María del Valle), La Patria (dirigido por F. Torrico) y La Sociedad (por Manuel Tovar)(2). De otro lado, la difusión de novelas por entregas (folletines) propició un mayor número de lectores, pues supuso una noción pedagógica y la publicidad de productos de interés femenino originaron que se destinaran dichas para un público integrado en su mayoría por mujeres. Sin embargo, El Correo del Perú (1871-1878) mantuvo una distribución más amplia en todo sentido, involucrando la publicación de grabados y reproducciones litográficas importadas de Europa.
Nuestro propósito es analizar los discursos poéticos publicados en El Correo del Perú, en torno a poemas patrióticos y cuadros de costumbres políticas, con un recargado enfoque satírico. Sin duda, el nacionalismo y patriotismo criollos se fundaron a partir de la producción discursiva y actos celebratorios tras la victoria del civilismo en las urnas de 1872. Si bien la figura de Manuel Pardo se erige sobre su aporte al desarrollo político, económico y tecnológico, su presencia en cuanto líder del Partido Civil tendrá una mayor implicancia dentro del futuro modelo aristocrático.
La construcción del discurso patriótico criollo de fines del siglo XIX tuvo como fin construir modelos nacionales que se adscribieran al europeo y la inserción de la ideología liberal. Al respecto, los antecedentes más apropiados para el nuevo estudio de la prensa se centrarán en los postulados de Jürgen Habermas y Benedict Anderson para el diseño y construcción de nuevas teorías históricas sobre la opinión pública y la formación de los Estados nacionales, respectivamente. En ese sentido, nuestro análisis abarcará un estudio de las figuras poéticas y cuadros alegóricos, así como la inserción de los caracteres sociopolíticos del período elegido. Asimismo, se tomará en cuenta la participación de los intelectuales criollos a partir de ensayos o artículos aparecidos en dicha revista.
Intentaremos demostrar, finalmente, cómo ya en la década de 1860 empezó una introducción de los cánones liberales, estos se plasmaron intelectualmente con El Correo del Perú en los proyectos sociopolíticos y socioculturales de sus colaboradores en campos como la literatura, la política y la historia. La inserción de los indígenas dentro del imaginario sociopolítico será también vital para algunos colaboradores del semanario en cuestión.
1. Las construcciones discursivas del civilismo
Este acápite debería hacer referencia a si existió realmente una producción discursiva del civilismo, en cuanto rechazo a las pretensiones caudillistas de crear un Estado basado en los ideales democráticos del gobierno representativo y del liberalismo católico. Para los representantes de este tipo de liberalismo, entre quienes sobresalía Francisco de Paula González Vigil, los ciudadanos debían congregarse en torno al modelo de la asociación y enfrentar desde postulados ideológicos las pretensiones militares. La sociedad burguesa empieza a erigir monumentos que conmemoraran hechos fundacionales de estos Estados, a fin de que las fuerzas sociales tomaran conciencia del peligro que se cernía sobre el país si los militares continuaban en el poder:
El culto a los dos hitos de afirmación nacionalista, la Independencia y el 2 de Mayo, dio sentido e impulsó una de las instituciones de más larga vida de la historia republicana: los Vencedores del 2 de Mayo y Defensores Calificados de la Patria.
Sociedades patrióticas, junto con otras de tipo social (…) son una prueba más de que la burguesía peruana apostó, como sus pares en Europa y en los Estados Unidos, por ese asociacionismo que González Vigil señaló como la única alternativa de civilidad en medio de un escenario político hegemonizado por los militares (Mc Evoy 2007: 131).
Las razones que llevaron a los liberales a alejarse de los caudillismos consistieron en definir el concepto de nación a partir de modelos importados de Europa y los Estados Unidos, en cuanto a erigir este modelo sobre los postulados de la ‘superioridad’ europea. No cabe duda que, en el caso mexicano, los diarios y revistas de la época constituyeron un espacio público proselitista, que supuso una refiguración global del sentido y objeto de la acción política (Palti 176-177). En ese sentido, el papel de la prensa significó la instalación definitiva de publicaciones partidarias y de incentivos progresistas que condujeron a la animosidad política y a la definición de naciones imaginadas más complejas.
1.1. El Correo del Perú y los postulados del civilismo
El sábado 16 de septiembre de 1871 saldría a la luz el primer número de El Correo del Perú, editado por los hermanos Manuel Trinidad e Isidro Mariano Pérez. Este semanario tenía como finalidad proponer una tendencia liberal que estuviera acorde con la mentalidad de los intelectuales criollos, para quienes el imaginario nacional debía mostrar los adelantos científicos y los desarrollos artísticos occidentales. Por consiguiente, las colaboraciones que aparecieron en los diferentes números de esta revista se adscribían dentro de un modelo hegemónico, como una clara intención de imaginar una nación plenamente asentada en el progreso y las leyes occidentales.
La visión optimista de sus colaboradores irá tendiendo finalmente hacia la sátira y una producción irónica, que irá reclamando hacia los propios civilistas su negación a ver el compromiso asumido en las campañas eleccionarias. De esta manera, muchos colaboradores irán tomando distancia respecto de su actividad inicial de apoyar las políticas gubernamentales de Manuel Pardo y proyectarán discursos satíricos contra los poderes estatales. Sin embargo, en este primer capítulo solo nos abocaremos a analizar los textos del período inicial, con el propósito de encontrar aquellos patrones idealistas que caracterizaron a estas publicaciones, a partir de un canto dedicado a la figura de Pardo y artículos de opinión que daban cuenta de la actividad política del Partido Civil.
1.1.1. Análisis del poema “Canto al ciudadano presidente Manuel Pardo”(3)
El poema de Acisclo Villarán tiene como centro al presidente Manuel Pardo y Lavalle, quien llegó al poder en 1872, como candidato del Partido Civil. Las referencias a Pardo están relacionadas con la opresión que padecían los ciudadanos y la democracia como ente rector de los destinos de la nación, por lo que la voz del poeta proclama la desorientación de los intereses democráticos de los caudillos. Muestra su desdén hacia la actitud venal de los participantes políticos:
En tiempo no remoto prostituía,
Tributando loores
A inicuos opresores,
Su grandiosa mision la poesía:
Entonces ella esclava,
Ya marchito el laurel de su corona (Villarán 269).
Con estos versos Villarán principia su canto a la toma del poder de Manuel Pardo, los cuales vinculan a la poesía con su destino de ennoblecer a la democracia, en tanto heredera de la Grecia antigua (corona de laurel) y en otras ocasiones se advierte la lira y el plectro de la poesía clásica:
Así la acorde lira,
El plectro así, ¡degradacion inmensa
Que el universo admira!
¡Buscaba en el poder la recompensa!
El poema, en consecuencia, presenta una extensa introducción donde se recurre a fórmulas de tradición épica, a fin de construir la inserción de Pardo dentro del discurso hegemónico occidental. En este discurso se alude así a semas como /academia/, /templo/ y /palacio/ para determinar en los tres semas una clara división de poderes: ideológico, religioso y político. De esta manera, el centro del poder se centra sobre estos tres pilares y erigir así el interés que postulaban los civilistas con Manuel Pardo a la cabeza:
Pudo lograr la adulacion su intento
Y en la academia, el templo y el palacio
La voz se oyó constante
Que proezas y gloria hubo atribuido
A mas de un gobernante
Que de génio y valor ha carecido.
La nación que imaginan los ideólogos civilistas ve en el sufragio los ejes determinantes y constitutivos de una sistematización que homogeneizara, dentro de los cánones occidentales, la consumación del Estado-nación propuesto en el poema. Por ello, “No bastaba con la integración política, ni siquiera con la socia; era imprescindible alcanzar la integración cultural plena (…) la nación homogénea se fundaba en una educación orientada a configurar una ‘cultura social’ que borrara la heterogeneidad y unificara los universos simbólicos” (Quijada 315). El elogio a Pardo engloba estos caracteres simbólicos que provienen del legado épico y lo proyectan hacia la consumación del Estado-nación. La figura de Pardo se yergue entre la nación ciudadana para rivalizar con el pasado caudillista y emerger victorioso en las urnas electorales:
La heróica libertad tuvo perdido
Su solio augusto que miró en escombros;
Pardo lo ha reconstruido
Y á Pardo, agradecido,
Levanta el pueblo fiel sobre sus hombros.
Regado está de flores el sendero
Que sigue el jefe ilustre,
Con firme paso al avanzar certero,
Sin que su plan se frustre.
Las referencias a la victoria electoral de Pardo contribuyen a legitimar su figura entre los ciudadanos, ya que es un claro intento de mostrar la heroicidad y espiritualidad dinámicas de la década de 1870. En efecto, José Emilio Burucúa y Fabián Alejandro Campagne, al analizar los períodos míticos y simbólicos nacionales de Hispanoamérica durante el siglo XIX, aciertan en denominar como etapa monumental los últimos decenios de dicho siglo. Los hispanoamericanos, y entre ellos los peruanos, empiezan a erigir monumentos y producir cantos nacionales que reivindican la fundación de las repúblicas independientes, por lo que las elites políticas no dudan en proclamar la dicotomía civilización/barbarie: “La civilización pasó a ser más bien sinónimo del progreso y del bienestar, simbolizados por los atributos de la alabanza, del comercio, de la industria, que acompañaron profusamente a las alegorías monumentales de la nación republicana” (Burucúa y Campagne 471).
Los avances tecnológicos y artísticos de la civilización occidental son elogiados por el poeta, pues representan el venidero de la nueva nación peruana, a la vez que sustituyen la barbarie del pasado. Estas nuevas sendas suponen no solo el respeto a las libertades políticas, sino sobre todo el arribo a espacios donde el mito romántico del paisaje cohabita junto a la defensa de los ideales democráticos:
Las artes y la ciencia,
De civilizacion sublimes galas,
Den al bello Perú nueva existencia
Y al desplegar sus brilladoras alas
Rápidas se levanten.
(…)
Hace á Pardo inmortal, de zona en zona,
La Fama al verlo prodigando bienes:
La Democracia en pié, lo galardona,
Y de cívicos lauros la corona,
La invicta Libertad, ciñe á sus sienes.
La descripción de etapa monumental —ya descrita— se entiende mejor aún cuando se disponen los valores atribuidos a Pardo en el poema. El uso de cánones heroicos propios del helenismo configura la representación civilizadora de su nombre sobre las élites políticas, puesto que sobre él se construye la nación y su progreso. Estos caracteres /inmortal/, /galardón/, /lauros/, /prodigar bienes/, /ceñir a sus sienes/ constituyen una apropiación del espacio simbólico de la antigüedad clásica dentro del imaginario del poeta, para cantar al vencedor de las contiendas electorales de 1872. Haber derrotado a la tiranía militar significaba entonces reforzar las alegorías civilizatorias y democráticas en el líder del bastión civilista, por cuanto se aludía al abandono de un pasado opresor y, por el contrario, se construía “un verdadero teatro de la historia a la manera de los gabinetes de la memoria que imaginaron algunos pensadores fantasiosos del Renacimiento” (Burucúa y Campagne 473)
1.1.2. Estudio de artículos políticos aparecidos en El Correo del Perú
Muchos de los artículos que vieron la luz en El Correo del Perú se ven influenciados por las líneas del progreso y la modernización del Estado, a través de la construcción de líneas ferroviarias y de los recientes inventos y máquinas europeas y norteamericanas. En una de estas colaboraciones, “El Perú en 1871”, se da a conocer que “Los progresos de la industria en el Perú se hacen cada dia mas palpables” (Chabot 4). Las alusiones al ejército y la política militar, representada por los caudillos, tuvo también enorme acogida entre los colaboradores de artículos de opinión y de costumbres de El Correo del Perú:
La Nacion se ha convertido en una inmensa colmena y sus hijos labran donde quiera la fortuna social.
Solo hay un zángano en este vasto taller —el ejército permanente.
Peruanos probarlo.
El 9 de Diciembre de 1824 desapareció el coloniage y entró el Perú en la vida de las naciones libres (Chabot 4).
El reclamo que efectúa el autor contiene las mismas voces de protesta del poema anterior, aunque se plantea un discurso que debate con las propuestas ideológicas liberales. Como publicación cercana al liberalismo, los colaboradores de El Correo del Perú condicionan sus escritos a iniciativas sociopolíticas de una jerarquización vinculada con los destinos de la nación peruana:
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1 La explotación del guano significó el surgimiento de un nuevo sector, al que Efraín Kristal acierta en llamar la oligarquía exportadora. Semejante consolidación fue capaz de constituir una elite tan poderosa, capaz de llevar a la presidencia al coronel José Balta y legitimar el gobierno de caudillos militares, a partir de grandes proyectos ferroviarios y arquitectónicos en Lima y en las principales ciudades del país (Kristal 65-67). Aunque para la década de 1870 los grupos exportadores estaban en crisis, es interesante por ello mismo notar el fortalecimiento de grupos minoritarios como la Sociedad de Auxilios Mutuos y los gremios artesanales, a los cuales apoyó Trinidad Manuel Pérez al dedicarles su pieza teatral La industria y el pueblo (1865).
2 Asimismo, la producción de revistas fue bastante prolífica, como lo demuestran publicaciones tan variadas como El Álbum, La Alborada, La Bella Limeña o El Siglo, además de periódicos de menor circulación, destinados a sectores minoritarios, como El Artesano, El Trabajo y El Obrero.
3 Al final del presente estudio publicamos el poema en su integridad.
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