Un impulso que nos llama desde el futuro.
Sobre La escritura quedó aquí de Braulio Paz▶
Por Cristhian Briceño
Anécdota. Del griego anékdota. Lo no publicado, lo inédito, aquello que está por contarse ante muchos, ante pocos, incluso ante un solo individuo. Podría ser el mensaje en una botella que se lanza a aguas inciertas o la inspección cotidiana escrita en las páginas de un diario íntimo. Hay mucho de confesión en esta idea de revelar lo nunca antes dicho. Si la ocasión es feliz, probablemente la anécdota también lo sea; si es desafortunada, etc. Braulio Paz ha decidido emplear el recurso de la anécdota para abrir su nuevo libro. En este primer ciclo de poemas se nos descubre a un yo poético con la mirada puesta en el pasado, haciendo recuento de lo visto, de lo sentido, de lo aprendido. Como el narrador de En busca del tiempo perdido, el yo poético de La escritura quedó aquí comprende que su estado de gracia se encuentra en la infancia, ese tiempo idílico donde el individuo moldea su ser y construye sus pasiones, sus fobias, sus futuras habilidades. En estos poemas iniciales se advierte la ansiedad por recuperar paraísos perdidos, por traer al presente el verdor del recuerdo y la luz de lo ya extinto, con una nostalgia que es propia de quien inicia un viaje inmediato al presente y se encuentra, de pronto, en el centro de lo desapacible. Por ello, los versos parecen desplegarse en el curso de un interminable paseo donde el yo poético nos entrega imágenes casi bucólicas:
Para continuar leyendo la reseña, puede cliquear AQUÍ.