El Boom en primera persona (del plural)
Por Omar Guerrero
Las cartas de Boom (Alfaguara, 2023) es un verdadero acontecimiento editorial digno de toda celebración. Esta publicación, tan inusual y titánica, contiene 207 cartas, faxes, telegramas y postales escritas entre 1955 al 2012 que intercambiaron los principales miembros del Boom Latinoamericano: Carlos Fuentes (CF), Julio Cortázar (JC), Mario Vargas Llosa (MVLL) y Gabriel García Márquez (GGM). La edición ha estado a cargo de los peruanos Carlos Aguirre y Augusto Wong Campos, el mexicano Javier Munguía y el británico Gerald Martin, quien ya había publicado Gabriel García Márquez: Una vida, un extenso y completo trabajo que piensa repetir con la biografía que viene trabajando sobre Mario Vargas Llosa.
En estas correspondencias el lector encontrará muestras de verdadero afecto y amistad entre estos cuatro grandes escritores que cambiaron el rumbo de la literatura latinoamericana y universal. También queda en evidencia la admiración que se tienen al leerse y al reconocer el valor de cada uno de sus trabajos, muchos de ellos aún en proyectos o en vías de publicación, pues son presentadas en cuartillas, manuscritos o copias. Y a partir de estas entregas se manifiestan los consejos, recomendaciones y el surgimiento de otras ideas que no llegaron a concretarse como la novela en cuatro manos que le propone GGM a MVLL sobre el conflicto bélico entre Colombia y Perú en los años treinta.
Cito a sus editores para definir este libro y una de los capítulos que lo componen, además de mostrar a sus protagonistas en su propia esencia. Se considera la importancia que ellos tienen hasta ahora junto a su enorme obra: “Las cartas del Boom es una pieza integral en esa secuencia. La parte central de este libro, las cartas sobre el camino hacia el Boom y su manifestación misma (1955-1975), se llama «Pachanga de compadres» a propósito de una frase de García Márquez dirigida a Fuentes en que celebra por anticipado el Premio Rómulo Gallegos a su compadre Vargas Llosa, nada sorprendente viniendo del autor que aseguraba que Cien años de soledad era un vallenato y El amor en los tiempos del cólera un bolero” (p. 16) […] “Aun así, la novela del Boom representa una continuidad literaria que asimiló la novela decimonónica de Balzac, Dickens, Tolstói y Twain; la vanguardia de Joyce, Proust, Kafka, Woolf y Faulkner; la novela regionalista de Ricardo Güiraldes, José Eustasio Rivera y Rómulo Gallegos; y la obra de sus grandes precursores latinoamericanos: Miguel Ángel Asturias, Jorge Luis Borges, Alejo Carpentier y Mario de Andrade” (p. 18).
Y entre estas deducciones es imposible dejar de lado las cuatro reglas que definen los cuatro editores sobre estos escritores y el gran fenómeno que crearon: “1) escribieron novelas totalizantes, 2) forjaron una sólida amistad entre ellos, 3) compartieron una vocación política, y 4) sus libros tuvieron una gran difusión e impacto a nivel internacional” (p. 17). En la nota de edición vale mencionar la sinceridad de los editores con respecto al trabajo realizado (y que termina siendo un deleite para cualquier lector, más aún para cualquiera que admire el trabajo de estos cuatro grandes a los que se les llega a comparar con los Beatles por su genialidad y por empezar a desarrollar su trabajo a inicios de los años sesenta con un rotundo éxito, e incluso mucho antes, como es el caso de JC y CF): “Creemos que nunca se ha organizado un epistolario con cuatro grandes voces de la literatura comunicándose de este modo, y la consecuencia es que este libro es menos una recopilación de cartas que una gran narración en primera persona que pasa pronto del singular al plural” (p. 37).
Una vez que el lector empieza a leer estas misivas, confirmará de primera mano el gran entusiasmo que desborda CF al dar a conocer sus primeros proyectos literarios (él empieza con estas cartas pidiéndole a JC colaborar con textos para la Revista Mexicana de Literatura) (16.11.55). Este mismo ánimo de CF quedó registrado al guardar las copias de las cartas que recibía y también las que enviaba, y que sirvió de mucho para la elaboración de este libro. Aquí un ejemplo de mención sobre sus primeros escritos: “Gracias, también por su crítica de Los días enmascarados. Ya tengo listo un segundo volumen de cuentos, y, para fin de año, una novela: «La región más transparente del aire»” (01.02.56) (p. 51). Lo mejor es que siempre recibe una respuesta de su destinatario (JC) sin importar el retraso que concernía el antiguo sistema de cartas. Esto permite deducir la calidad como persona de JC, más aún como escritor, pues ya había publicado Bestiario (en marzo de 1951) y Final del juego (en julio de 1956). Estas líneas corresponden después de realizar la lectura de la novela La región más transparente (título definitivo) con más de un apunte: “Puedo leer el libro como si leyera una novela de, digamos, Joyce Cary o Boris Pasternak;” […] “Usted ha incurrido en el magnífico pecado del hombre talentoso que escribe su primera novela: ha echado el resto, ha metido un mundo en 500 páginas, se ha dado el gusto de combinar el ataque con el goce, la elegía con el panfleto, lo satírico con la narrativa pura” (pp. 55-56) (07.09.58). Con la lectura de las siguientes cartas es evidente el paso del ceremonioso trato de “usted” al “tú”, lo que resulta más cercano y amical; más aún si se suma el hecho de encontrar un incuestionable valor en cada uno de estos escritos. Le sucede otra vez a JC con MVLL después de conocerse en París a fines de 1958 y de haber intercambiado las primeras cartas sobre Los impostores antes de llamarse La ciudad y los perros. La estima y admiración son evidentes: “Querido Mario: Anoche acabé de leer tu novela, que me ha conmovido profundamente. Tengo mucho que decirte sobre ella y quisiera verte pronto para charlar. ¿Me llamas a casa para combinar un encuentro?” (13.06.62) (p. 60). Esto mismo se confirma cuando JC se entera de que MVLL ha ganado el Premio Seix Barral. “Querido Mario: Julia acaba de darme la gran noticia. Te imaginas mi alegría, yo que tanto admiré “Los impostores” […]” (p. 67) (20.12.62). Otro punto para resaltar es la complicidad entre CF y JC cuando el primero empieza a interceder para que la obra del segundo pase al plano cinematográfico, territorio que conocía bien CF por su labor como guionista de cine y teatro: “Lo que me cuentas de Buñuel me parece casi increíble, y sobre todo la posibilidad de que un cuento mío y otro tuyo -nada menos Aura– entren juntos en la terrible y fabulosa máquina surrealista de Buñuel” (29.10.62) (p. 66). Este anhelo se concreta tiempo después con la versión de Antonioni con la película Blow-Up basada en el cuento “Las babas del diablo” de JC (1966). Por otro lado, MVLL también muestra entusiasmo al comentarle a CF sobre su nueva novela (La casa verde), aunque esta se mezcla con su indignación y espanto sobre las cosas que suceden en el Perú, como lo ocurrido con Jum, el cacique aguaruna que conoció en su viaje a la selva, y a las torturas que fue sometido por parte de los militares a quienes califica como unos verdaderos salvajes. Esta rabia se convierte en una ineludible fuente de inspiración: “La realidad peruana es demagógica, irreal, hay que buscar formas sumamente complejas (barrocas, como dices tú) para trasladarlas a una narración sin caer en el esquematismo o el panfleto” (07.04.64) (p. 85). Esta misma indignación se repite en MVLL otra vez con el Perú, sobre todo cada vez que regresa de viaje, pues se convierte en testigo de los cambios sociales que no son siempre favorables, más aún cuando aflora la corrupción y la inseguridad en su propio país: “Estuve en “Lima la horrible” solo diez días pues el viaje a la selva que debía durar una semana duró tres debido al mal tiempo. En el Perú todo anda mal. Lima ha sido invadida por indios sin trabajo, los mendigos atestan en las calles. Todo está corrompido: la política, la gente, el aire. La solución, chez nous, para por el apocalipsis. Hoy apareció una noticia en Le Monde. Para combatir la delincuencia, el gobierno peruano ha apresado a 1,600 prostitutas y homosexuales (la mayoría menores de edad) y los han enviado al Sepa, una cárcel dantesca situada en medio de la selva. El Perú es el horror, un día va a llover fuego, pero de la tierra hacia el cielo” (p. 94) (17.08.64). Con estas problemáticas en la realidad peruana, MVLL pone en el papel historias que se asemejan y que convencen y, a la vez, estremecen a cualquier lector. Le sucedió a JC con la lectura de La casa verde, quien le dedica las siguientes palabras: “A la altura de los primeros diálogos de Bonifacia con las monjitas ya estaba totalmente dominado por tu enorme capacidad narrativa, por eso que tenés y que te hace diferente y mejor que todos los otros novelistas latinoamericanos vivientes, por esa fuerza y ese lujo novelesco y ese dominio de la materia que inmediatamente pone a cualquier lector sensible en un estado muy próximo a la hipnosis (y eso no significa pérdida de lucidez, sino paso a otra forma de lucidez, que es el milagro de toda gran novela, de un Lowry o de un Joyce Cary o un Dostoievski, y no te pongas colorado, peruanito, que yo no elogio así nomás a nadie, aunque sea un amigo muy querido)” (p. 105) (18.08.65).
Por su parte, GGM también cae en la sinceridad al adelantarle noticias a su amigo CF sobre su vida personal, sus viajes y más aún sobre la evolución de su trabajo: “Empiezo a decir que eres un malvado por encontrarte en Roma en este sábado sombrío, pero con un poco de egoísmo te lo agradezco, porque ya no tengo a quien visitar y el té dominical lo dedico a escribir. Hasta encontré el título de la novela: Cien años de soledad. ¿Cómo te suena?” (p. 112) (30.10.65). Lo más interesante (y gracioso) de las cartas de GGM es su inicio al dirigirse a sus destinatarios usando excelsos calificativos como Magíster o Máster. Estos mismos calificativos los repite CF porque no puede controlar su entusiasmo, más aún al ser uno de los primeros privilegiados al leer las primeras cuartillas de la novela de GGM: “Magíster magnífico! Tus primeras 70 cuartillas de Cien años de soledad son magistrales, y el que diga o insinúe lo contrario es un hijo de la chingada que deberá responder a los sangrientos puñales de largo alcance del joven escritor gótico C. Fuentes. Kafka, Faulkner, Borges, Mark Twain: con estas páginas, querido Gabriel, ingresas al no-man´s land de esas grandezas y esas compañías. Tu mentor G. Greene, desde ahora, es tu mozo de estoques” (p. 129) (15.04.66).
Esta amistad, efusividad y enorme estima son corroboradas en cada una de estas misivas que sirven para registrar no sólo grandes sucesos literarios como el Premio Rómulo Gallegos a MVLL, el Biblioteca Breve a CF o la publicación final de Cien años de soledad (todo ello ocurrido en 1967), sino también de otros hechos sociales y políticos como la ocupación de Praga (marzo de 1968), las revueltas en París (mayo de 1968) (en las que participan de manera directa CF y JC), la masacre de Tlatelolco o el golpe militar en Perú (ambas en octubre de 1968), primeras críticas a Cuba o las diferencias entre JC y Arguedas, incluido el suicidio de este último (1969), el caso Padilla (marzo de 1971), el golpe militar en Chile y muerte de Salvador Allende (septiembre de 1973) y el golpe militar en Argentina (1976). Todos estos hechos marcan las percepciones e ideas de los cuatro amigos escritores, además de sus discrepancias, lo que hace que estas correspondencias empiecen a ser cada vez menos frecuentes. Se suman otros temas personales como el rechazo de MVLL al género epistolar o el uso privilegiado del teléfono de GGM para comunicarse mejor (y más rápido). Un caso contrario es JC, quien confiesa su aversión al teléfono.
Tampoco se puede dejar de mencionar temas más íntimos como las separaciones con sus parejas, las mismas que quedan en evidencia con los saludos a modo de despedida y cuyos nombres dejan de ser mencionados para suplantarlos por otros. Sucede con Julia Urquidi (MVLL). También con Aurora Bernárdez y después con Ugné Karvelis (JC). Pasa lo mismo con Rita Macedo (CF). Queda también la mención a los problemas de salud como el hígado inflamado de GGM o las transfusiones de sangre a que tuvo que someterse JC ante un problema gástrico bastante serio. Y cómo no, otras ocurrencias como el día en que CF y GGM se fueron a una sauna en Praga para conversar con Milan Kundera y evitar el peligro de ser espiados sin importar encontrarse “en pelotas” (sic) en medio de un ambiente gélido en extremo; o la noche imposible de conciliar el sueño para JC y su pareja debido al frío en el departamento de Londres de MVLL que, a la vez, estaba poblado de roedores. O la sorpresa y el enorme gusto de GGM al probar el ceviche y el pisco peruano. Y cómo no emocionarse como lector con la última carta que le envía CF a GGM por las celebraciones de sus 85 años (esta carta es enviada dos meses antes del fallecimiento de CF el 15.05.12): “Nuestras vidas son inseparables. Te agradezco tus grandes libros” (p. 442) (14.03.12). Y esta última frase se podría repetir a cada uno de los firmantes de estas cartas, incluso después de su muerte: ¡Gracias por sus grandes libros, que se van a seguir leyendo por siempre! ¡Gracias por su correspondencia, que también se va a seguir leyendo por siempre!
Este libro se lleva todos los aplausos.
*****
Datos del libro reseñado:
Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa
Las cartas de Boom
Alfaguara, 2023, 568 pp.