En oposición a la escritura diarística, lo fundamental de la autobiografía sería la retrospección, el traslado del pasado al presente para con ello formar una estructura de relato coherente, estableciendo el sentido de lo vivido. La escritura de un diario, es fundamentalmente existencial, mientras la autobiografía buscaría lo esencial del pasado

 

 

Identidad y conflicto en Diario de poeta de Martín Adán (*)

por Angélica Serna
 
 

Comenzaré con una pregunta que puede traernos recuerdos a la mayoría de los presentes: ¿qué experiencia suscita la escritura de un diario? Para quienes han tenido el deseo o el proyecto de registrar los acontecimientos que han sobrellevado en el transcurso de sus días, un diario es una empresa que guarda dos motivaciones fundamentales: la primera se sostiene gracias al deseo de pronunciarse como protagonistas de una vida que les pertenece; la segunda —dentro del intento de conservar una memoria de lo acontecido—, la de seleccionar entre las experiencias diarias las que sean más representativas en cuanto al acto de enunciar una existencia. Dicho de otro modo, las que merezcan materializarse a través de la palabras.

Al respecto en el primer ensayo escrito en el Perú sobre el tema, "En torno a los diarios íntimos", Julio Ramón Ribeyro señaló que la cotidianidad era una característica definitiva del género. Este elemento se manifiesta en el propósito de querer registrar, mediante la escritura, la experiencia vital de un yo, considerando que tal experiencia no es necesariamente diaria sino que guarda, principalmente, una periodicidad, una constancia impuesta por esa subjetividad organizadora. Asimismo, Ribeyro indicó que todo diario íntimo se escribe bajo el principio de veracidad o, mejor, presunta veracidad, teniendo como personaje al propio autor —a diferencia de las novelas en forma de diario que tienen como supuesto autor a un personaje con independencia psicológica—. Finalmente, puntualizó que por ser una escritura cotidiana, dependiente de los vaivenes de la existencia, carece de una trama preconcebida.

La escritura de un diario sirve, en este sentido, para dejar en palabras la exploración de nuestro día a día. En ese texto que se compone de experiencias, y en el cual guardamos bajo fecha exacta nuestro devenir, se va formando y configurando una identidad que no existe antes de estar escrita, sino que se representa cuando pasa por la experiencia de la escritura. El diario, entonces, supone el enfrentamiento de un "yo" con el presente. En oposición a la escritura diaristica, lo fundamental de la autobiografía sería la retrospección, el traslado del pasado al presente para con ello formar una estructura de relato coherente, estableciendo el sentido de lo vivido. La escritura de un diario, es fundamentalmente existencial, mientras la autobiografía buscaría lo esencial del pasado, esos lugares claves de evolución o revelación donde uno inscribe su relato autobiográfico.

Como indica Karl Weintraub en su destacado ensayo "Autobiografía y conciencia histórica" si uno asume su vida como el desarrollo de un modelo racional el pasado será evocado a la luz de los elementos que "revelen" una "evolución" hacia un determinado momento ideal de la existencia racional. Por el contrario, un hombre dedicado a Dios interpretará su pasado como un conjunto de momentos en que se "revela", primero, su necesidad de la deidad y, después, los momentos que suponen un crecimiento espiritual (el extremo de esta experiencia sería la escritura hagiográfica, que es el relato de vida de los santos).

Volviendo al diario, es importante precisar que la experiencia del tiempo no está separada de una reflexión sobre la existencia y el ahora y todo lo que pueda involucrar ese momento. Ese yo que se representa durante un día, un presente que se guarda cronológicamente, evidencia el deseo de denominar de modo más experimental la propia existencia.

En general, tanto un diario como una autobiografía se representan a través de un relato en prosa. Pero ¿qué sucede cuando el autor no es un narrador sino un poeta que registra sus experiencias "diarias" durante 7 años no a través de la prosa sino por medio de versos y, más precisamente, a partir de sonetos? Este es el caso de Martín Adán en su Diario de Poeta.

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(*) Ponencia presentada en el Coloquio Internacional Martín Adán, organizado por la Pontificia Universidad Católica del Perú en octubre de 2003.

 

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