Enrique Sánchez Hernani

José Carlos Picón

Pablo Salazar Calderón

Jorge Alberto Collao

Néstor Málaga

John Cuéllar

Daniel Alejandro Gómez

Elena De Yta

Raquel Morán Sernández

Claudia Salazar Jiménez

Tomás V. Richards

Pedro E. Moreno-Vásquez

 

 

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Néstor Málaga

por Néstor Málaga

 

A sangre fría

No fue el óxido,
tampoco las pupas de las moscas;
aquí no vinieron microbios a comérselo,
no hubo siquiera fecha de caducación,
nadie disparó ni utilizó cuchillos,
nadie contrató sicarios;
qué más da si fueron las mentiras,
qué más da si tiene sucursales la desilusión,
yo no sé si fueron las promesas,
si participaron cocodrilos, telarañas, calendarios,
si acaso el homicida fue el olvido;
qué más da,
en todo caso,
si se murió de no querer mirarte,
si lo venció la hipocresía entre los dos;
ya da igual,
si el mismo, convencido de tu engaño,
se negó a quererte tanto
para no quererte más.

Sí,
bien merece haberse muerto,
porque todo lo supuso,
porque en nada te dudo;
poco significa que adorará tus clavículas
o tu voz exponiendo un power point,
si todo, absolutamente todo,
fue tan solo una cascara, un espejismo...
cuántas veces no se ha visto
que haya muerto el simulacro de un amor.

Ya no duele,
con él se fue mi vida.
Si pretendes guardar luto en el recuerdo,
si esta tarde me sobras en cualquier ubicación,
si esa luna, si tu risa,
si otra vez nos sentamos juntos frente a un televisor,
ten en cuenta y no lo dudes
seguiré acuchillándote de versos
a sangre fría
tres, veinte, catorce mil poemas
serán nuestra venganza,
mi amor y yo,
su muerte y tú.

No habrá más agonía.

 

Discurso de un amante de las palabras
                                                  
Damas y Caballeros: Yo amo a las palabras.

Debería existir una Academia de la Lengua,
que reúna a todas las Academias de las Lenguas
y un buen día determine, por unas pocas horas siquiera,
cambiarle a cada cosa, existente o inexistente,
móvil o inanimada,
su nombre, su apellido,
su apodo,
su clasificación taxonómica.

Que todo objeto en este mundo,
y también lo subjetivo;
se englobe en el término general de los anónimos.
Luego, sería maravilloso repartirnos,
bautizarnos, acomodarnos, colocarnos,
fornicar
con las palabras.

Podríamos llamar a los perros delfines;
o que los elefantes se llamen gracias
y que las gracias ya no sean gracias
sino malicias.

Podríamos no ir a la mesa, sino a la cama
y no comeríamos con tenedores sino con agua;
no daríamos las gracias a Dios por los alimentos,
sino las malicias a Paraguas por los sueños.

Yo no tendría que llamarme Néstor, sino Diptongo;
y estas horas no serían horas sino extranjeros,
todos nos confundiríamos, es cierto, pero qué importa
si la palabra libre al fin
alcanza
la revolución de alegrar la muerte, el odio,
el racismo, o todas aquellas voces como “mierda”
que utilizamos para separarnos y hacernos daño.

Tal vez el etcétera encuentre entonces una mejor hazaña
que abreviarse en el etc. homicida de las demás palabras.

Y yo también podría llamarme Etcétera.

Debería existir una Academia de las Lenguas
que un día, o unas pocas horas siquiera,
determine llamarnos cualquier cosa.

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Justificaciones poéticas

Quizá porque escupo golondrinas,
también, debido a mi panal de abejas en la boca;
acaso
porque discuto con los astros
y escarbo en mi nostalgia primitiva
alguna esquina del olvido

o acabo derrumbándome entre vahos
colores y formas
que encuentro en cualquier nombre,
y ando con días lutos en los hombros
doliéndome a ratos
mi triste condición de barro,
mi amarga biología
y su amalgama de muerte,
la falta que me hacen dos pistilos

Tal vez
por el placer de masticar una ventana con su tarde,
o de arrancarme las palabras de la noche
para encontrarte amor
que siempre te estás yendo

y regresar a mí con otra espuma
como si yo fuese una orilla
acostumbrado a despedirse.

Porque reniego de mi amor inacabable

porque araño el lomo de la tierra e investigo
el hambre vegetal de las raíces
los estómagos que esperan mi palabra

y siento las manos cariñosas de la poesía
estrangulando un universo dentro mío
liberándolo de su dolor
y su alegría.

 

 

© Néstor Málaga, 2008

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Néstor Málaga: (Arequipa - Perú, 1985) Estudiante de Medicina Humana. Ha recitado en público una sola vez en su vida. Considera que las buenas críticas que recibió son parte de algún sueño.

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Para citar este documento: http://www.elhablador.com/poesia15_5.html
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