____________________________________________________________

Muestra de literatura indígena amazónica

por Ricardo Vírhuez Villafane

 

El origen de los olores íntimos
(Cuento Cashinahua)

En un tiempo muy lejano, cuando nuestros antepasados concluían de hacer el amor, el sexo de sus mujeres libraba, por todos los alrededores y por varias horas, una maravillosa fragancia de flores y frutas maduras, aroma que aún hoy día llamamos inin.
Bueno. Entonces un muchacho se enamoró perdidamente de una jovencita. Ella también le correspondía, pero no estaban casados. Se amaban con los ojos y nunca se cansaban de mirarse dulcemente. Un día, sin embargo, como el muchacho había rozado una chacra, invitó a su elegida a reunírsele allí para requebrarla con libertad. Ella encontró un buen pretexto y se alejó del pueblo a fin de juntarse con su amigo.
Se sentaron al pie de un papayillo que el hombre había tumbado para hacer la chacra y cuyo corazón ya comenzaba a podrirse. Se tendieron, se acariciaron y terminaron haciéndose el amor con toda la fogosidad de sus sentimientos y de su joven edad. Cuando terminaron, un perfume maravillosamente penetrante, exhalado por la joven, empezó a llenar los alrededores. Entonces se preocuparon. ¿Cómo entrar en ese estado al pueblo? Todos se iban a dar cuenta de lo que habían hecho juntos. ¿Cómo remediar aquello? Entonces, para disfrazar el suave aroma que se desprendía de la joven, el muchacho tomó algo del corazón podrido del papayo silvestre y embadurnó con él la vagina de su compañera.
Desde esa vez, ¡qué le vamos a hacer!, existen esas emanaciones sexuales tan molestas y que obligan a nuestras mujeres a lavarse bien después de todo contacto.

Tomado de La verdadera biblia de los Cashinahua, de André-Marcel d’Ans

 

Nee, el sol
(Cuento Harakmbut)

Antes el Sol vivía con su hermano en la tierra, pero era excesivo el calor que producían. Se quemaban los bosques y los hombres tenían la piel negra, tostada y quemada. Un día la gente persiguió a los hermanos con flechas y lanzas, y consiguieron matar a uno de ellos, pero el otro huyó a las alturas y ahí se quedó. Algunas veces, en venganza, quiere volver a quemarlo todo, pero no se atreve a bajar por miedo a las flechas de los hombres.

 

Si me tratas mal, me pongo cruel
(Poesía-canto aguaruna)

Que tenga miedo de tratarme mal
porque soy hija de grandes jefes
y guerreros invencibles
Me puedo poner como un cucurucho furioso
agresiva como los sajinos
feroz como un tigre tsenkútsenku
Puedo pinchar tu corazón
meterte veneno o clavarte un puñal
puedo comerte mientras duermes
como una juríjri
hacerme como un temblor que te sacude
o azuzar en tu contra
a todos los que me desean
pues soy una garza vistosa
aunque me hagas morir
he de molestarte hasta hacerte enloquecer
Soy una verdadera Tsunki
que llena de amor si es tratada bien
pero que trae la destrucción
si es tratada mal.

 

Gurai, el libertador de los witotos

Relluu, lluinee, lluine.
Nakuri naku vajiri ii
kapika ruya marie
ibaro taike, taboro taike biboko
wamairie, llamarie, kapika ruya marie.

No queremos, no queremos
Vamos toda la gente
ganar o morir. Hombres y mujeres,
con lanza vamos a la guerra,
con manguaré, vamos con kuraka.
Vamos a liberarnos para siempre.

(Esta canción se cantó en la batalla en la que los witotos pelearon por primera vez contra los blancos, que nos tenían bajo su dominio. El witoto Guraí levantó una revolución contra los blancos. Ellos nos tiraban balas como si el indio fuera un animal. Hacían ejercicio de tiro, poniendo a un witoto frente a los soldados para la puntería. Eso ya no queremos hoy. Esta canción es una alerta para tener más valor en la lucha).

Fuente: Edilberto Gutiérrez, Eré

 

Poesía aguaruna

Al tucán de los cerros he cazado,
al que tiene la franja colorada en el pecho.
Al mono yo cacé, al machín que blanquea
cuando se va acercando.
Pero ahora no puedo con mi tiro
acertar tus ojitos
que brillan como cuentas
de chaquira serrana.

.....

Cuando yo era pequeño
se peleaba contra los huambisas
y por eso mataron a mi hermano.
Pero cuando fui grande
a quien mató a mi hermano yo maté.
Hecho esto, dejadas las peleas,
comencé a enamorar a las mujeres.
Cuatro tuve, pero ellas me celaron
y saliendo al camino,
cayendo sobre mí, me trompearon

----

Cuando se está casado
es difícil la vida.
Preferible es la vida de soltero.
¡Siempre cortando leña
para mujer y suegra...!
No trabajarás tanto
si te casas con huérfana...

 

 

© Ricardo Vírhuez Villafane, 2010

 

 
home / página 1 de 1

contacto | quiénes somos | colaboraciones | legal | libro de visitas | enlaces | © el hablador, 2003-2010 | ISSN: 1729-1763
:: Hosting provisto por Hosting Peru ::
Hosting