Desde las dos últimas décadas del siglo XX se habla, dentro de los sistemas intelectuales de Occidente, de un nuevo esquema cultural: los estudios poscoloniales. La inmigración hacia las potencias occidentales por parte de los pueblos colonizados significó la búsqueda de su autorrepresentación en el marco intelectual dominante. Frente a este nuevo sistema, antropólogos, literatos e historiadores han encontrado en el estudio de la cultura peruana, especialmente la andina, los significantes de esa autorrepresentación.
Indudablemente, la tradición oral es una manera de aproximarnos a las distintas memorias etnoculturales y a la participación en que las diferentes comunidades socioculturales se interrelacionan. Estas producciones culturales constituyen, pues, la más auténtica diversidad testimonial para entender el proceso de hibridización que supone la globalización. El despojo de los pueblos colonizados de su lugar en la historia implica la articulación de su discurso con los sistemas dominantes a través de la memoria; pero no siempre es así.
Una
manera de entender la memoria, durante los años ochenta
en el Perú, fue, sin duda, el conflicto armado interno
y su repercusión en el escenario intelectual. La CVR
entregó dos manifestaciones testimoniales para entender
este proceso: el Informe Final y la exposición fotográfica
Yuyanapaq. Al respecto, el poeta peruano Mario
Montalbetti observa: “Se archiva el pasado como una manera
de olvidarlo para no hablar de ello; por el contrario, todo
se llena de imágenes. Por eso, se prefiere hablar de
la exposición fotográfica; mas no del informe”.
. Diciembre,
2005 |